La velocidad y el éxito de los primeros ataques de Khador durante la invasión de Llael les aseguraron tener una ventaja importante cuando la guerra llegó a los meses siguientes, más duros y crudos. Al haber tomado tan rápidamente Laedry y Elsinberg, y al obliterar Fortaleza murorrojo, el Ejército khadorano había asegurado eficazmente la frontera occidental del más pequeño de los Reinos de hierro. Este logro aseguró que los refuerzos y los suministros pudiesen fluir ininterrumpidamente hasta el frente de guerra desde ciudades grandes como Khardov, Korsk, Skirov y Volningrad.
Aún así, mantener las líneas de suministros a lo largo de tales distancias y en mitad de un invierno particularmente intenso probó ser un desafío. Más tarde, el komandante Irusk otorgaría el mérito de sus éxitos a su amigo y compañero, el komandante Mikhail Ivdanovich, quien se encargó de la logística. Los esfuerzos incansables y metódicos de este hombre sostuvieron el avance rápido y agresivo de Irusk hacia el interior llaelés.
La reina Ayn Vanar se esforzó para asegurarse de que la guerra recibía todo el apoyo posible de la Madre patria. Respaldó la construcción de una enorme vía de tren que alargaba la línea existente entre Korsk y Rorschik hasta Laedry, a unos doscientos kilómetros. Fue construida con un coste tremendo en recursos y vidas: hasta quinientos patriotas khadoranos murieron durante este trabajo a causa del ritmo vertiginoso, la dificultad de las condiciones y de los largos turnos. Esta vía no fue completada hasta que hubieron pasado las batallas más importantes de la Guerra de Llael, pero demostraría su valor a largo plazo durante el subsecuente periodo de ocupación y en los conflictos contra Cygnar en el Bosque del espino y más allá. Incluso antes de estar totalmente completa, ayudó a distribuir los suministros mandados a la nación desgarrada por la guerra.
Mientras tanto, Cygnar demostró su compromiso con sus aliados llaeleses mandando una gran cantidad de soldados al reino, incluso mientras sus defensores estaban todavía recuperándose de los ataques iniciales. Comenzando en una seria desventaja, las fuerzas armadas de Cygnar buscaron establecer su cabeza de playa bajo unas condiciones complicadas, trabando a los khadoranos en múltiples localizaciones estratégicamente importantes en un intento de detener su avance por cualquier medio posible. Desde la perspectiva cygnariana, fueron meses de guerra penosos y frustrantes; más de un oficial al mando lamentó en privado el compromiso del rey Leto con la defensa de Llael, por muy honorable que fuera.
Mientras el Primer ejército de Cygnar se apresuraba para reforzar Merywyn, sus planes fueron frustrados. La Batalla del corta-gargantas tuvo lugar el 24 de glaceus, el primer mes del 605 AR. Los khadoranos habían atado unas cadenas enormes a lo largo del río Negro para crear un bloqueo, y defendieron el acceso a los puntos de anclaje de esas barreras. Barcazas fuertemente armadas intercambiaron disparos mientras escuadras de infantería de Cygnar fueron descargadas en ambas orillas para intentar alcanzar los fortines bien protegidos donde estaban ancladas las cadenas. A pesar de los valientes esfuerzos de los cygnarianos, los khadoranos les derrotaron completamente y se retiraron a sus barcos. El Ejército cygnariano no fue detenido completamente y fue capaz de marchar hacia Llael a pie, pero ésto causó un retraso considerable. Mientras tanto, las fuerzas de Irusk aseguraron importantes almacenes de pólvora en Rynyr y también tomaron los puentes estratégicamente vitales de Riversmet durante la primera de las muchas batallas en esta ciudad, ganando acceso al este de Llael.
Aquellos soldados cygnarianos que ya estaban presentes en Llael aguantaron escaramuzas desmoralizantes, derrotas y subsecuentes retiradas, todo ello mientras se veían cada vez más desesperados porque llegasen refuerzos procedentes del sur. A pesar de ésto, los defensores experimentaron momentos de esperanza y celebración entre medias de otros contratiempos. En la Batalla de Fort Llernas, por ejemplo, una fuerza llaelesa asediada fue liberada por los heroicos esfuerzos de la joven hechicera de guerra Ashlynn D'Elyse. Al final, la seriamente dañada fortaleza fue abandonada, pero la obra de Ashlynn consiguió que la mayoría de su personal fuese evacuado de manera segura hasta Merywyn.
Las batallas alrededor de la capital evitaron su cerco inmediato, apoyadas por la llegada del Primer ejército de Cygnar y de hechiceros de guerra como el lord comandante Stryker y el comandante erudito Nemo. Desafortunadamente, la toma temprana de Riversmet por parte de Khador y la habilidad de Irusk para re-desplegar sus ejércitos con rapidez le permitieron colocar suficientes fuerzas al este del río Negro para, eventualmente, rodear Merywyn. A finales del segundo mes del año, el 26 de casteus, el Asedio de Merywyn comenzó. El Ejército llaelés y el Ejército cygnariano habían conseguido reforzar considerablemente la ciudad y tenían razones para esperar poder sostener un asedio prolongado. Y se emprendieron operaciones durante el asedio para debilitar a los khadoranos, esperando romper su dominio.
Otros grupos llegaron rápidamente para aprovecharse del caos de la guerra, demostrando que éste no sería un conflicto confinado a Khador, Cygnar y Llael. Elementos cryxianos hicieron una aparición en el primer mes de año, cuando el Imperio pesadilla empezó a cosechar recursos nigrománticos de campos de batalla activos situados lejos de sus costas isleñas. En la Batalla de los aposentos del guardián, el 22 de casteus, elementos de vanguardia del Ejército cygnariano fueron bloqueados por una nevada copiosa y cercados por cryxianos dentro de su base provisional. Canteras de necrotita brotaron como setas en múltiples localizaciones remotas, mientras que esclavos de puntos y necrotécnicos fueron vistos cosechando restos en los campos de batalla para crear horrores nuevos. Estos esfuerzos estaban dirigidos por el liche de hierro Asphyxious, que estaba preparando el terreno para operaciones cryxianas en las inmediaciones.
Tampoco fue Cryx el único grupo poderoso atraído a Llael. A principios del año, la Heraldo de Menoth invocó a los menitas de todas las naciones para que se le unieran trasladándose al Protectorado, provocando un enorme efecto en cadena que afectó al resto de los Reinos de hierro, especialmente a Khador, con su gran minoría menita. Fuerzas armadas del Protectorado respondieron a la subsiguiente llamada a la cruzada del jerarca, preparándose para moverse contra aquellos marcados como no creyentes. Los líderes de la teocracia determinaron que la guerra en Llael abriría oportunidades para hacer avanzar su causa. A algunos les preocupaba que reliquias menitas de valor inestimable de ese reino se pusiesen en peligro por el conflicto. Pronto, fieles comprometidos dirigidos por el sumo ejemplar Mikhail Kreoss marcharon sobre Llael para pavimentar el camino para las siguientes expediciones mayores.
La reina Ayn Vanar se esforzó para asegurarse de que la guerra recibía todo el apoyo posible de la Madre patria. Respaldó la construcción de una enorme vía de tren que alargaba la línea existente entre Korsk y Rorschik hasta Laedry, a unos doscientos kilómetros. Fue construida con un coste tremendo en recursos y vidas: hasta quinientos patriotas khadoranos murieron durante este trabajo a causa del ritmo vertiginoso, la dificultad de las condiciones y de los largos turnos. Esta vía no fue completada hasta que hubieron pasado las batallas más importantes de la Guerra de Llael, pero demostraría su valor a largo plazo durante el subsecuente periodo de ocupación y en los conflictos contra Cygnar en el Bosque del espino y más allá. Incluso antes de estar totalmente completa, ayudó a distribuir los suministros mandados a la nación desgarrada por la guerra.
Mientras tanto, Cygnar demostró su compromiso con sus aliados llaeleses mandando una gran cantidad de soldados al reino, incluso mientras sus defensores estaban todavía recuperándose de los ataques iniciales. Comenzando en una seria desventaja, las fuerzas armadas de Cygnar buscaron establecer su cabeza de playa bajo unas condiciones complicadas, trabando a los khadoranos en múltiples localizaciones estratégicamente importantes en un intento de detener su avance por cualquier medio posible. Desde la perspectiva cygnariana, fueron meses de guerra penosos y frustrantes; más de un oficial al mando lamentó en privado el compromiso del rey Leto con la defensa de Llael, por muy honorable que fuera.
Mientras el Primer ejército de Cygnar se apresuraba para reforzar Merywyn, sus planes fueron frustrados. La Batalla del corta-gargantas tuvo lugar el 24 de glaceus, el primer mes del 605 AR. Los khadoranos habían atado unas cadenas enormes a lo largo del río Negro para crear un bloqueo, y defendieron el acceso a los puntos de anclaje de esas barreras. Barcazas fuertemente armadas intercambiaron disparos mientras escuadras de infantería de Cygnar fueron descargadas en ambas orillas para intentar alcanzar los fortines bien protegidos donde estaban ancladas las cadenas. A pesar de los valientes esfuerzos de los cygnarianos, los khadoranos les derrotaron completamente y se retiraron a sus barcos. El Ejército cygnariano no fue detenido completamente y fue capaz de marchar hacia Llael a pie, pero ésto causó un retraso considerable. Mientras tanto, las fuerzas de Irusk aseguraron importantes almacenes de pólvora en Rynyr y también tomaron los puentes estratégicamente vitales de Riversmet durante la primera de las muchas batallas en esta ciudad, ganando acceso al este de Llael.
Aquellos soldados cygnarianos que ya estaban presentes en Llael aguantaron escaramuzas desmoralizantes, derrotas y subsecuentes retiradas, todo ello mientras se veían cada vez más desesperados porque llegasen refuerzos procedentes del sur. A pesar de ésto, los defensores experimentaron momentos de esperanza y celebración entre medias de otros contratiempos. En la Batalla de Fort Llernas, por ejemplo, una fuerza llaelesa asediada fue liberada por los heroicos esfuerzos de la joven hechicera de guerra Ashlynn D'Elyse. Al final, la seriamente dañada fortaleza fue abandonada, pero la obra de Ashlynn consiguió que la mayoría de su personal fuese evacuado de manera segura hasta Merywyn.
Las batallas alrededor de la capital evitaron su cerco inmediato, apoyadas por la llegada del Primer ejército de Cygnar y de hechiceros de guerra como el lord comandante Stryker y el comandante erudito Nemo. Desafortunadamente, la toma temprana de Riversmet por parte de Khador y la habilidad de Irusk para re-desplegar sus ejércitos con rapidez le permitieron colocar suficientes fuerzas al este del río Negro para, eventualmente, rodear Merywyn. A finales del segundo mes del año, el 26 de casteus, el Asedio de Merywyn comenzó. El Ejército llaelés y el Ejército cygnariano habían conseguido reforzar considerablemente la ciudad y tenían razones para esperar poder sostener un asedio prolongado. Y se emprendieron operaciones durante el asedio para debilitar a los khadoranos, esperando romper su dominio.
Otros grupos llegaron rápidamente para aprovecharse del caos de la guerra, demostrando que éste no sería un conflicto confinado a Khador, Cygnar y Llael. Elementos cryxianos hicieron una aparición en el primer mes de año, cuando el Imperio pesadilla empezó a cosechar recursos nigrománticos de campos de batalla activos situados lejos de sus costas isleñas. En la Batalla de los aposentos del guardián, el 22 de casteus, elementos de vanguardia del Ejército cygnariano fueron bloqueados por una nevada copiosa y cercados por cryxianos dentro de su base provisional. Canteras de necrotita brotaron como setas en múltiples localizaciones remotas, mientras que esclavos de puntos y necrotécnicos fueron vistos cosechando restos en los campos de batalla para crear horrores nuevos. Estos esfuerzos estaban dirigidos por el liche de hierro Asphyxious, que estaba preparando el terreno para operaciones cryxianas en las inmediaciones.
Tampoco fue Cryx el único grupo poderoso atraído a Llael. A principios del año, la Heraldo de Menoth invocó a los menitas de todas las naciones para que se le unieran trasladándose al Protectorado, provocando un enorme efecto en cadena que afectó al resto de los Reinos de hierro, especialmente a Khador, con su gran minoría menita. Fuerzas armadas del Protectorado respondieron a la subsiguiente llamada a la cruzada del jerarca, preparándose para moverse contra aquellos marcados como no creyentes. Los líderes de la teocracia determinaron que la guerra en Llael abriría oportunidades para hacer avanzar su causa. A algunos les preocupaba que reliquias menitas de valor inestimable de ese reino se pusiesen en peligro por el conflicto. Pronto, fieles comprometidos dirigidos por el sumo ejemplar Mikhail Kreoss marcharon sobre Llael para pavimentar el camino para las siguientes expediciones mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario