viernes, 11 de mayo de 2018

EL FUEGO Y LA FORJA, PT. 10: AMBICIÓN IMPERECEDERA

En el 611 AR la ominosa amenaza de Cryx ya se había consolidado en las mentes de todos los seres vivos de Immoren, pero seis años antes éste no era aún el caso. Cuando se declaró la Guerra llaelesa la mayoría de los habitantes del continente veían a Cryx como una amenaza distante y exótica, una cuyo alcance se extendía solo a las regiones costeras, donde los piratas sedientos de sangre y las incursoras satyxis eran justamente temidos.

Sin embargo, a finales del primer mes de invierno del 605 AR, elementos cryxianos estaban realizando activamente operaciones en Llael, cientos de kilómetros tierra adentro. Al principio fueron avistamientos aislados de cryxianos que se aprovechaban de la matanza de los campos de batalla una vez que había terminado el combate. Los necrotécnicos y las necrocirujanas llegaban rápidamente para cosechar recursos (como cadáveres y restos de siervos de guerra) y los transformaban en armas de guerra. No sería hasta muchos meses después que los grupos de inteligencia de los mortales empezaron a entender cómo eran posibles esos informes. La presencia de maquinaria avanzada (que incluía siervos infernales, siervos de hueso y plataformas mineras de necrotita) sugerían que había una mente astuta y unas sólidas (aunque inexplicables) líneas de suministros detrás de estos trabajos.

Más tarde se descubrió que estas acciones cryxianas eran una extensión de los planes tramados durante las Invasiones Scharde veinte años antes. Aunque al final Cryx había sido derrotado en esa costosa guerra contra Cygnar, sus comandantes habían desembarcado en tierra firme numerosos activos. Los poderosos y pacientes líderes no muertos habían penetrado profundamente en el interior del continente para establecer bases escondidas. La mayor, un necrofactorium localizado bajo el bosque del Espino, facilitaba un acceso fácil a los campos de batalla llaeleses. El anciano liche de hierro Asphyxious dirigía a estas fuerzas con el objetivo de crear una infraestructura cryxiana al servicio de los Lords liches Daeamortus y Terminus, los arquitectos de las Invasiones Scharde. Desde esta vasta red de túneles subterráneos, Asphyxious amasó un creciente arsenal de siervos de guerra. perdiciones y esclavos.

Mientras que, aparentemente, servía a sus distantes Lords liches, Asphyxious se mantuvo concentrado en sus propios planes, buscando multiplicar su poder personal. Tales esfuerzos no eran raros entre los más altos rangos de Cryx: se esperaba que todos los liches de hierro buscasen nuevas armas y dominasen capacidades sobrenaturales cada vez mayores. Sin embargo, el alcance de los planes de Asphyxious resultó estar más allá de sus iguales, ya que tenía la meta de transformarse en un dios. Uno de los puntos clave de su plan era la creación de un conducto tangible hasta la divinidad que se había manifestado recientemente en Caen: la Heraldo de Menoth.

Asphyxious se dirigió a uno de sus agentes a más astutos: el hechicero de guerra Goreshade. Habiendo demostrado la capacidad de su saber arcano y su habilidad para adaptarse a circunstancias inusuales, el eldritch fue el encargado de conducir una difícil y larga misión para reunir inteligencia dentro del Protectorado de Menoth, con la meta final de corromper a la Heraldo para sus propios propósitos.

Aunque Goreshade podía ocultarse en las sombras y moverse sin ser visto, la perspectiva de dirigir una operación a largo plazo dentro de la teocracia representaba un gran riesgo. El menor error podría revelar la presencia de Goreshade a una nación bien equipada para erradicar enemigos impíos. Que Goreshade estuviese de acuerdo en afrontar esta tarea sugiere o que estaba firmemente bajo el control de Asphyxious o que era tan arrogante como para creerse por encima de las habilidades de cualquier mortal de interferir con él... o, posiblemente, ambas cosas.

Una flotilla de la Flota negra cryxiana evadió a la Armada cygnariana en el Golfo de Cygnar y llevó al eldritch y a su pequeña escolta a las costas del Protectorado sin ser vistos, donde emergieron justo al sur de los Guardianes. Desde allí fueron capaces de entrar en el interior del Protectorado y empezar su investigación. Durante su misión, Goreshade se hizo famoso por depender de la exclusiva técnica cryxiana de la nigromancia forense para obtener inteligencia. Mediante el uso de ritos blasfemos podía interrogar a los muertos, consiguiendo respuestas de aquellos que nunca habrían cometido traición estando vivos.

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