Kreoss 2
Kreoss 3
Fuego de Salvación 1
Errantes Ejemplares
Oficial y Estandarte de los Errantes Ejemplares
Vengadores Ejemplares
Senescal Errante Ejemplar
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SUMO EJEMPLAR KREOSS
Aunque son pocos aquellos lo suficientemente bendecidos como para conocer directamente la voluntad de Menoth, los mandatos del dios están escritos en piedra y han pasado de generación en generación gracias a las órdenes dedicadas al servicio divino. Estos grupos han perfeccionado los medios con los que preparar a los seguidores elegidos del Legislador para las guerras de Caen. Mikael Kreoss, un sumo ejemplar de los caballeros ejemplares, es una de las mejores demostraciones de la influencia de Menoth encarnada en la forma en un hombre mortal.Kreoss nació dentro de una comunidad de la Vieja fe en el escabroso norte de Khador. Siéndole arrancada su madre en el momento del parto, el joven Mikael aspiraba a convertirse en un paladín de la Orden del muro y servir como guardián del pueblo después de que su padre fuese reclutado por sus deudores para realizar trabajos forzados. El viejo Kreoss fue abrumado con trabajo de forma implacable para reducir su deuda a la vez que intentaba criar él solo a su hijo. Por fin, con la esperanza de dar a su vástago una vida mejor, confió a Mikael a un grupo de peregrinos menitas que estaban de visita y que se llevaron al chico hacia el sur, al Protectorado, para darle una educación apropiada entre los fieles.
Mikael canalizó el dolor que sentía por ser separado de su familia hacia la búsqueda de la perfección. Su convicción era tan fuerte que quiso entrar en el sacerdocio. Cuando era un acólito descubrió a una banda de ateos saqueando una cripta sagrada. Enfurecido, Mikael les asaltó con nada más que sus puños y su fe, rompiéndoles los huesos con sus propias manos. El menita nacido khadorano parecía un gigante iracundo e imparable que se alzaba por encima de sus temblorosos enemigos. Tras aplastar a estos profanadores, rezó a Menoth en el templo adyacente para que le guiase. Mikael Kreoss se dio cuenta de que su destino no yacía en la clerecía ni entre los paladines a los que admiraba de niño. Un miembro de los caballeros ejemplares que estaba de visita escuchó sin querer los rezos del acólito y se quedó lo suficientemente impresionado como para invitar a Kreoss a unirse a su hermandad. Los ejemplares dicen que su iniciación es su auténtico nacimiento, cuando sus antiguas vida y familia son apartadas a un lado, y Kreoss dejó su pasado atrás para perseguir su auténtica vocación.
Mikael Kreoss ascendió con rapidez en la gracia de Menoth y a ojos de los visgodos dominantes. Sus esfuerzos para extirpar a los herejes y blasfemos allí donde arraigasen fueron efectivos. Incluso antes de que el Protectorado iniciase sus grandes cruzadas, Kreoss se dedicó a ir allí donde "las masas díscolas rechazaban las leyes de Menoth". Kreoss cree que todos los hombres y mujeres viven gracias al Creador y que aquellos que no valoran a Menoth no son merecedores de su propia carne. Ha mandado a varias almas disconformes a Urcaen para ser juzgadas.
La concentración del sumo ejemplar Kreoss al dirigir interdicciones de miles de soldados fervientes y siervos de guerra a los puntos clave de la batalla es inigualable. Tan fuerte es su fe que un mero toque de su arma bendita puede revocar la hechicería dañina otorgada por los dioses menores a sus seguidores descarriados.
Kreoss se ha convertido en una leyenda viviente entre la gente del Protectorado. Cuando se decidió renovar la guerra con Cygnar, miles se reunieron para escucharle incitar a los fieles a prepararse para la batalla. Sus túnicas ondeantes y su gruesa armadura cubierta de runas potencian su impresionante físico, mientras que su inquebrantable fe le convierte en un líder en el que los escrutadores pueden confiar plenamente.
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GRAN EJEMPLAR KREOSS
Mikael Kreoss es un hombre de fe y de pocas palabras que vive su vida de acuerdo a un código estricto: el juramento de los caballeros ejemplares. El deber al Creador y la lealtad a sus sacerdotes de Caen han consumido y quemado cualquier imperfección que alguna vez corrompió su alma mortal. Ningún otro hombre vivo ejemplifica tan perfectamente lo que significa ser un guerrero leal de la fe que sirve en el nombre de Menoth.Cuando el gran ejemplar Bane Hurst dio su vida para proteger a la Heraldo de Menoth de los profanadores cryxianos, el jerarca Garrick Voyle no dudó en señalar a Kreoss como el nuevo líder de los caballeros ejemplares. Durante diez días y diez noches Kreoss permaneció aislado en el Templo soberano de la Única fe, rezando y purificándose. Los sacerdotes le atendían, y fue sometido a pruebas que presionaron su espíritu y tensaron el mismísimo entramado de su alma. Los escrutadores le vigilaron, midieron sus acciones y sopesaron sus rezos. Al final, satisfechos con su entrega absoluta a su fe, los escrutadores le dejaron libre para tomar sus nuevos votos. Kreoss emergió del templo vistiendo una armadura brillante de oro y acero, y con la lanza resplandeciente Justificadora levantada por encima de su cabeza.
Desde aquel día, Kreoss ha dirigido a los ejemplares al frente de la Gran cruzada. Atravesó las defensas de Cygnar con sus legiones como si fuese la hoja perforante de Justificadora, dejando solo ascuas y cenizas donde antes estaban los campamentos de los infieles. Las fuerzas del Protectorado le consideran un faro de rectitud y los escribas de la Verdadera fe registran todas sus valerosas hazañas, llevando un cómputo cuidadoso de los muertos que manda a Urcaen.
Este gran ejemplar es un enigma para los demás líderes del Protectorado. Aunque cumple con su deber sin dudar no es incapaz de cuestionar las acciones de la iglesia. Kreoss es un guerrero valiente y temible pero no posee la crueldad que es común entre la jerarquía menita. De hecho, esta podría ser una de sus mayores fuerzas ya que le ha convertido en un héroe para el pueblo llano del Protectorado. Cuando el jerarca Voyle fue asesinado Kreoss se unió a los demás para llorar la pérdida de un gran líder, aunque no simpatizaba con la arrogancia y la indiferencia que mostró el jerarca al final de sus días hacia aquellos que compartían su fe. Aún así, realiza su deber y sirve al puesto del jerarca, sin importar quién sea el hombre que lleve el título. Sabe que, a veces, el deber se cumple mejor haciendo preguntas que nadie más se atrevería a plantear.
A menudo, los menitas son el instrumento de su propia contrición y el Gran ejemplar no es una excepción. Carga con el peso de la cruzada sobre sus espaldas y se fuerza continuamente para asegurarse su éxito, incluso al precio de pasarse incontables noches de insomnio rezando y en vigilia contemplativa. A lo largo de los años, muchos hombres han derramado hasta su última gota de sangre bajo sus órdenes y siempre ha estado agradecido por sus sacrificios. Todos los menitas, especialmente los caballeros ejemplares, son sus hermanos de batalla y está decidido a vengar a los caídos y a los perdidos. Con cada muerte, el horno de guerrero que hay dentro de él se aviva, y su rabia y su furia se han convertido en la lanza y el escudo de la venganza de Menoth.
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FUEGO DE SALVACIÓN
Aquellos que han combatido junto al gran ejemplar Mikael Kreoss y su inimitable máquina describen su dedicación y lealtad como si hablaran de otro soldado de la fe en vez de una creación de hierro y acero. De hecho, los ojos de este Crusader bañado en oro cargan con el peso de una presencia más parecida a la de un fanático que a la de un constructo sin alma. Su ira ferviente aviva el terror en los no creyentes y cuando los seguidores de la Verdadera Ley son testigos de su maza llameante, Absolvedora, incinerando filas enteras de paganos, enciende su éxtasis.
Impulsado a vengarse de las muertes de los fieles que le rodean, Fuego de Salvación golpea con su arma envuelta en llamas hasta que todos los enemigos yacen rotos y quemados. Se sabe que menitas de otras naciones que han contemplado su furia recta han caído de rodillas, han depuesto sus almas y han olvidado sus antiguas lealtades. Arrastrándose delante del gran ejemplar le han implorado que contenga a su implacable siervo de guerra para que no ejecute su justo castigo.
Los sacerdotes del coro que atienden a Fuego de Salvación se saben todos los detalles de su chasis. Cada varilla, pistón y placa de acero es parte de su legado de orgullo, y la superficie profusamente escrita del siervo de guerra narra la larga historia de su participación en las guerras del Protectorado. Después de cada batalla, los armeros graban nuevas líneas en las placas de acero que describen sus poderosas hazañas.
Kreoss y Fuego de Salvación combatieron en algunas de las acciones más peligrosas de los primeros días del asedio de Sul, normalmente junto a un puñado de ejemplares. Pocos caballeros sobrevivieron a estas desesperadas acciones de retaguardia y hasta el propio Kreoss seguramente habría muerto de no haber sido por su siervo de guerra favorito. Una y otra vez, Fuego de Salvación se plantó entre los menitas que se retiraban y las masas de zapadores y caballeros de la tormenta cygnarianos.
Kreoss y Fuego de Salvación combatieron en algunas de las acciones más peligrosas de los primeros días del asedio de Sul, normalmente junto a un puñado de ejemplares. Pocos caballeros sobrevivieron a estas desesperadas acciones de retaguardia y hasta el propio Kreoss seguramente habría muerto de no haber sido por su siervo de guerra favorito. Una y otra vez, Fuego de Salvación se plantó entre los menitas que se retiraban y las masas de zapadores y caballeros de la tormenta cygnarianos.
La armadura de Fuego de Salvación, cuyo casco ya es un relato del conflicto Caspia-Sul, fue más decorada aún en los días que siguieron a la muerte del jerarca Voyle. Sus placas blindadas hablan de incontables batallas en las que perseveró al lado de Kreoss mientras que el Protectorado empujaba a los invasores cygnarianos y sitiaba Caspia. El elogiado Crusader y su amo lucharon una y otra vez para abrirse camino a través de la presión de los herejes, inspirando a los demás ejemplares para que les siguieran.
Aunque su córtex y su arsenal corresponden a un diseño más reciente, varias de las placas blindadas del siervo protegían anteriormente a las máquinas que lucharon en las cruzadas originales del Protectorado, cuyas sangrientas batallas llevaron la conversión o la muerte a los idrianos salvajes que, estúpidamente, se oponían a la voluntad de Menoth. Muchos de esos siervos de guerra fueron abandonados en las arenas del sur tras ser destruidos en las batallas del norte de Icthier, incluyendo la última defensa desesperada en la que el jerarca Luctine cayó en el 521 AR. Estos artefactos que yacieron durante décadas afortunadamente cerca de Luctine fueron imbuidos con una santidad cuya fuerza es casi palpable.
A los sacerdotes de Sul les pareció que lo más apropiado para tales reliquias era que se uniesen al siervo de guerra que ha luchado fielmente al lado del gran ejemplar Kreoss desde sus primeros días de servicio al Protectorado. Durante la ceremonia en la que Kreoss fue promocionado a gran ejemplar en el 605 AR, los sacerdotes fijaron a su chasis estas placas y varios pergaminos benditos iluminados con pasajes del Canon de la Verdadera Ley. Así, formalizaron y reconocieron la santidad que Fuego de Salvación se había ganado en los conflictos justos que ha pasado luchando junto a su amo.
Fuego de Salvación ha aprendido mucho tras dos décadas combatiendo al lado de Kreoss y, en las batallas, imita todos y cada uno de sus pasos. Su presencia inspira a sus caballeros ejemplares, los cuales le agradecen sus melés. Lucha con tanta ferocidad como un hermano caballero, parece que se enfurece al ver a sus aliados derribados y se mueve para interceptar al enemigo y darle una represalia llameante.
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INTERCESOR KREOSS
No hay un honor más grande entre los fieles que tomar parte en la Gran cruzada, y no hay un cruzado más poderoso que Mikael Kreoss. Como gran ejemplar, llevó a su orden a recuperar Sul y, luego, a apoyar a la Cruzada norteña. Ahora, como intercesor, dirige al mayor ejército de fieles jamás reunido para una sola causa.Tras la muerte del jererca Voyle, Kreoss respondió a la llamada de Severius para dirigir a la Cruzada norteña. Su resolución irreductible y la compasión con la que lleva a cabo sus deberes le han convertido en una figura incluso más popular que sus hermanos caballeros; no solo los menitas comunes le veneran, sino también los soldados. Más importante aún es que el sentido del honor de Kreoss nunca ha interferido con su lealtad hacia los sacerdotes de Menoth. El jerarca Severius considera al cruzado uno de los pilares esenciales de su mandato.
Después de que el Gran ejemplar regresase de Leryn de defender los templos menitas de Llael, el jerarca Severius reunió a la Cruzada norteña para que presenciase la ascensión de Kreoss a Intercesor. Este antiguo titulo llevaba varios siglos sin usarse pero demuestra la confianza implícita que tiene Severius en Kreoss, el cual ahora puede actuar y combatir en nombre del Jerarca. Cuando Severius muera, Kreoss tendrá la labor de mantener la estabilidad del Protectorado previniendo que las órdenes marciales se vuelvan las unas contra las otras a las órdenes de sus ambiciosos líderes. También debe asegurarse la continuidad de la Gran cruzada y de que la teocracia y su ejército sigan unidos a cualquier precio.
Al ser promocionado Kreoss no se fue a descansar, sino que hizo marchar inmediatamente a su ejército al campo de batalla, junto con Severius, para enfrentarse a los enemigos del Protectorado. Jugó un papel fundamental en el paso de la Cruzada norteña por tierras khadoranas y luego se unió al Jerarca en su inusual alianza temporal con el umbreano Vladimir Tzepesci contra Cryx en el Bosque del Espino. Si no fuese por el fervor y la fe de caballeros como Kreoss la oscuridad podría haber engullido esta porción de tierra firme. En vez de eso, los cryxianos fueron expulsados de esta región y su amo inmortal fue derrocado por mortales de carne y hueso.
Incluso con su brillantez táctica sin par, Kreoss prefiere dirigir personalmente a sus hombres y sigue conduciendo acciones de caballería desde lo alto de su enorme corcel, Agon, junto con una vanguardia elegida personalmente de entre sus hermanos vengadores ejemplares. Al comenzar el conflicto determina el punto más crítico del campo de batalla y cabalga para enfrentarse allí a los infieles, aplastando a los guerreros menores bajo los cascos de Agon mientras avanza. Portando su lanza, Convicción, el intercesor Kreoss actúa como el juicio justo de Menoth que se manifiesta sobre el mundo.
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