martes, 17 de julio de 2018

MONOGRÁFICO: SORSCHA

Sorscha 1
Sorscha 2
Sorscha 3

Bestia 09

Infantería de la Guardia del Invierno
Oficial y Estandarte de la Infantería de la Guardia del Invierno
Cohetero de la Guardia del Invierno
Cuerpos de Fusileros de la Guardia del Invierno


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KOMANDANTE SORSCHA

Cuando una Sorscha con trece veranos de edad miró con ojos llorosos a su padre a la cara y le pidió ser soldado como él, este solo sonrió, revolvió su pelo oscuro y salió a zancadas por la puerta para ingresar en su unidad. Ese mismo mes, su madre recibió noticias de la masacre en la Puerta de los Jabalíes. El padre de Sorscha se contaba entre los muertos por Orsus Zoktavir, el Carnicero de Khardov. Dos años después, Sorscha mintió sobre su edad y se unió a la guardia del invierno. Luchó contra todo tipo de dificultades y destacó como soldado, sobreviviendo a los rigores y al caos de la guerra impulsada por la imagen del sangriento final de su padre.

Sorscha sirvió en las prestigiosas guarniciones fronterizas de Ravensgard durante tres servicios militares consecutivos y participó con frecuencia en conflictos sangrientos contra los mercenarios llaeleses y sus contrapartidas cygnarianas. Demostró tener un don natural para la táctica y fue elegida para ser entrenada oficialmente en el Druzhina, en Korsk, antes de volver con sus hombres como teniente. Ascendió rápidamente a los rangos de kapitán y de kovnik. Un hechicero de guerra llamado Torisevich apreciaba su opinión por encima de la de sus otros oficiales y la escogió para servirle como auxiliar. Quizás una parte de ella se sintió afín a las máquinas acorazadas incluso antes de que su don para la hechicería de guerra se manifestase. Sorscha ya había mostrado indicios de poseer magia innata, pero se lo había guardado para sí misma ya que había sido criada en un área rural fronteriza donde ese tipo de poderes generaban superstición y temor.

Su auténtico potencial afloró durante un conflicto cerca de la frontera con Ord, cuando Torisevich fue asesinado en una emboscada y sus siervos quedaron inactivos de repente. Desesperada, Sorscha cargó sola hacia el combate. Segó a sus enemigos como si fuesen tallos de maíz, pero sus tropas fueron arrasadas y se vio superada ampliamente en número. Un oponente le dio un tajo en el muslo y cayó. De repente, el mundo entero se congeló. Todo lo que había a su alrededor, incluyendo a sus enemigos, estaba envuelto en un manto de hielo y escarcha. Al apoyarse contra uno de los Juggernauts cercanos descubrió que era capaz de entrar en su mente. Reactivó su córtex imitando la secuencia arcana que había percibido hacer a su komandante con su visión no entrenada. Al recibir la orden de avanzar, este siervo de guerra cargó a sus adversarios.

Unos días después, Sorscha Kratikoff fue presentada en Korsk ante el Alto mando y su Reina. Pronto, sus nuevos talentos fueron puestos a prueba y se decidió que debía ser entrenada por el enigmático e inteligente príncipe umbreano Vladimir Tzepesci (quien se había forjado cierta reputación como un tutor inigualable en estas artes) para que aprendiera a controlar su magia y sus habilidades de hechicera de guerra. Se enamoró del noble durante el año que pasó estudiando con él. Vio su ancestral nobleza, su profundo sentido del deber y su devoción hacia el recuerdo de sus ancestros. Esto dio lugar a un romance intermitente que afectó profundamente a ambos hechiceros de guerra.

Ambos siempre han sabido que su romance estaba abocado al fracaso dadas las diferencias entre sus estatus y sus roles en el ejército, aunque esto no ha reducido la magnitud de los sus sentimientos que tienen el uno por el otro. A menudo, cuando están separados, Sorscha se vuelve indolente, distante y vuelca toda su fuerza y su concentración en el trabajo. Aquellos que la ven en esos momentos nunca sospecharían del ardor que yace bajo su férrea disciplina y su firme dedicación como soldado y oficial modélica de Khador.

Solo las raras apariciones del príncipe oscuro Vladimir pueden derretir el alma de Sorscha, aunque solo sea por un momento. "Resolución gélida y lealtad hacia la Madre Patria", se le oyó decir una vez, "esto eso lo que hace que un soldado sea bueno, no la calidez y la comodidad". A pesar de estas palabras, no hay dudas de que su destino está vinculado al de Tzepesci por un cordel que no se romperá con facilidad.

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KOMANDANTE DE AVANZADA SORSCHA

Sorscha Kratikoff aprendió desde niña a vivir con la pérdida. Cuando su padre murió, ella decidió no sentir nada y ocultar su dolor. Cuando vio a sus camaradas guardias del invierno muertos y mutilados escondió su pena tras su gélido exterior. Poco a poco se fue volviendo insensible al sufrimiento que la rodeaba, no sintiendo nada incluso cuando sus propias tropas morían o cuando los inocentes se interponían sin darse cuenta en el sendero de la guerra.

A lo largo de su carrera Sorscha ha adelantado a oficiales provenientes de la nobleza. Dada su ascendencia campesina, su arrogancia y sus títulos le irritaban, pero enterró su resentimiento aún más hondo. Solo Vladimir Tzepesci (un gran príncipe) le habló usando las palabras honestas y sinceras de un hombre sin pretensiones. Para su sorpresa, vio en él al único hombre capaz de abrir su corazón desde la muerte de su padre. Los enemigos de Vladimir entre los kayazy se aprovecharon rápidamente de esta vulnerabilidad, extendiendo rumores sobre su conducta impropia e, incluso, susurros de sedición.

La ocupación de Llael trajo consigo mucho sufrimiento y pérdida, y no solo para la población de la nación desgarrada por la guerra. En lo peor del conflicto Vladimir Tzepesci desapareció. Parecía haberse convertido en otra víctima de la violencia cryxiana. Solo el deber impidió a Sorscha cabalgar en su busca. Pronto, los kayazy empezaron a cuestionar su competencia, sus hábitos y hasta su lealtad a la Madre Patria, como si sus logros pasados no significasen nada. Sorscha anhelaba dar caza a los cobardes que estaban extendiendo estas mentiras.

Promocionada a komandante de avanzada, fue asignada a un cuadro de guardias del invierno elegidos personalmente a los que se les ordenó que derramasen la sangre de los sureños. Sorscha y su batallón arremetieron contra aquellos que se oponían al Imperio Khadorano. Impulsada tanto por el deber como por su necesidad de dar rienda suelta a la violencia anidada en su corazón, su furia era como la de una diosa de la escarcha y la muerte.

Cuando Vladimir regresó, fue a buscarla a ella antes que a nadie. La esperanza que Sorscha creía desaparecida tras su muerte volvió durante el tiempo que pasaron juntos, pero este reencuentro fue breve. El general de komando Irusk envió a Sorscha al este de Llael. Cuando volvió, Vladimir había sido llamado a filas. Poco después, Sorscha fue mandada a Ravensgard. En seguida llegó a la conclusión de que el Alto mando quería separarles. A medida que los meses de batalla constante iban pasando los pensamientos de Sorscha se iban volviendo más oscuros y canalizaba sus frustraciones hacia los combates, en los cuales luchaba como una mujer poseída.

Ciertos eventos de los últimos años han hecho que a Sorscha le resulte difícil separar su servicio militar de su vida personal. Durante la Segunda Guerra en el Bosque del Espino pensó que se había librado del hombre que asesinó a su padre, ya que vio caer a un Carnicero de Khardov gravemente herido bajo el asalto de los caballeros de la espada, y ella no intervino. Varios meses más tarde y para sorpresa de todo el mundo, el gigante salió con vida del bosque. Sorscha y el komandante supremo Irusk tuvieron diálogos que daban a entender que él sabía lo que ella había hecho, pero no la castigó. Se dio cuenta de que la supervivencia de Orsus Zoktavir ya era suficiente castigo. Hace poco también descubrió que, por razones políticas, su verdadero amor se había prometido con otra, una rival que estaba por encima de todas las demás: la Emperatriz khadorana. Aunque ya desde el principio sabía que su relación con Vladimir Tzepesci no tenía futuro, este acontecimiento fue casi más de lo que pudo soportar.

El patriotismo de Sorscha la mantiene en pie, pero cada vez está más eclipsado por la oscuridad que crece en su corazón. No le importan las razones por las que la Madre Patria le pide que luche, solo quiere encontrar unos leves momentos de paz en la claridad de la acción.

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GENERAL DE KOMANDO SORSCHA KRATIKOFF


Tras haber sido ascendida al rango de general de komando a una edad sin precedentes, a Sorscha Kratikoff se le ha encargado la tarea de dirigir todo el poder de la nueva división de Man-O-Wars de Khador. Sorscha comenzó su nuevo trabajo sometiéndose durante varios meses al riguroso entrenamiento necesario para controlar su armadura Man-O-War, un híbrido único entre una armadura de hechicero de guerra y una Man-O-War, diseñada especialmente para encajar en su complexión. En combate, la general de komando Sorscha es una avalancha dentro de una tormenta. Su dominio de la magia invernal permite a los Man-O-Wars de Sorscha realizar maniobras de flanqueo y de emboscada nunca antes vistas en estos soldados mejorados por vapor. Sorscha va allí donde la batalla es más reñida, causando estragos tanto en hombres como en máquinas.

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BESTIA 09

Al abrirse camino entre los árboles con el sonido de los chasquidos de la madera al reventar, su presa ya sabe que se acerca un monstruo. Este es el descomunal Juggernaut llamado Bestia 09. Hasta su postura recuerda a la de un animal amenazante. El siervo solo se vuelve dócil cuando Sorscha Kratikoff le invoca a su lado, y en las batallas busca su aprobación.

Bestia fue montado en el complejo Rigevnya en el 600 AR. Fue enviado al sur en tren hacia uno de los muchos depósitos de suministros, como incontables otros de su mismo diseño, y pronto fue asignado a la komandante Sorscha Kratikoff. Fiel a su pragmatismo, Sorscha dio al siervo de guerra un número de identificación basado en el orden en el que fue asignado bajo su mando. Aún sigue llevando la designación "09", a pesar de que ha durado mucho más que todos aquellos que llegaron antes que él.

Sorscha descubrió que Bestia era un luchador tenaz y le mantuvo muchos años en primera línea del frente. El intenso crisol de la guerra constante ha puesto a prueba los límites del siervo de guerra y le ha permitido desarrollar ciertos instintos de lucha. Bestia se distingue por algo más que por la mera supervivencia. Posee una astucia en batalla que le hace parecer vivo y, a veces, Bestia actúa por iniciativa propia en vez de depender únicamente de las órdenes de su ama.

Por ejemplo, durante la Guerra en Llael, mientras que Sorscha estaba luchando en el exterior de la asediada Merywyn, la komandante se vio empujada hacia el interior de un desfiladero por un contraataque cygnariano y fue aislada del núcleo de su mando. Había mandado a Bestia a repostar y re-abastecerse pero este se había quedado cerca, en contra de su directiva, quizás al haber visto el humo que exhalaban los enemigos que se aproximaban. A pesar de su escasez de combustible, el siervo de guerra se reunió con Sorscha justo cuando esta fue trabada. Ella usó su llegada repentina para cambiar las tornas de la batalla, muy consciente de que su suministro de combustible estaba casi agotado y del tiempo tan limitado que tenían. Con su última voluta de vapor, el siervo cargó para interceptar al enemigo blandiendo su hacha en amplios arcos. Sorscha vio como la voluntad de los defensores se derrumbaba y cedía justo cuando Bestia se quedaba seco. Sin darse cuenta de que el siervo estaba agotado, el enemigo huyó del campo de batalla.

Para maximizar todo el potencial de la máquina, Sorscha requirió una revisión extensa de su armamento y del diseño de sus motores una vez que la emperatriz declaró que la conquista de Llael había sido completada. Equipado con un motor enorme, calderas similares a las utilizadas por los Kodiaks y un hacha mejorada llamada Rompehielos, Bestia siempre está preparado para luchar junto a su ama. Por su parte y tras años de confiar en la máquina, la habitualmente práctica Sorscha habla de ella con genuino cariño.

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