Kaya 2
Kaya 3
Lupino Feral
Ave Rapaz de la Tormenta
Piedras Cambiantes
Viajero Túnica Negra
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KAYA LA NACIDA SALVAJE
Kaya la nacida salvaje se sumerge en las mentes de las bestias con un abandono sin igual entre los suyos. Cuando cabalga esta ola es una criatura despiadada y salvaje que acecha incansable a su presa día y noche. Dentro de este trance de batalla no hay futuro ni pasado, solo el presente infinito y la dulce promesa de la sangre.
Su predisposición a sumergirse tan profundamente en la consciencia de su manada ha preocupado a sus mentores, y sin embargo parece ser algo intrínseco a su naturaleza. Druidas más ancianos que ella han intentado enseñarle paciencia, pero se irrita cuando ve que no son capaces de entender su camino. Para Kaya, el asilvestramiento no fue una lucha sino el despertar de su auténtico yo. Se lanza a la batalla con valor ardiente y sin preocuparse de su propia preservación. Este espíritu irreprimible ha conseguido una victoria tras otra y ha proporcionado algunos beneficios imprevistos al Círculo Orboros.
Aunque no recuerda sus primeros años de vida, Kaya nació en el este de Ord, a la sombra del Bosque del Espino. Sintió el asilvestramiento cuando aún era un bebé y asustó a sus padres cuando se puso a chillar por la ventana en mitad de la noche de luna llena de Calder. Lo más alarmante fue que los lobos le respondieron con sus aullidos. Quizás les aliviara entregar su peculiar hija al extraño de espalda ancha y vestido de negro que llamó a su puerta. Desde aquel día, Baldur ha sido el único padre que Kaya ha conocido. Aunque su senda le ha llevado por todo lo largo y ancho del continente siempre vuelve a él en busca de consejo, y sigue siendo el único druida de rango superior en el que confía implícitamente.
Aunque no recuerda sus primeros años de vida, Kaya nació en el este de Ord, a la sombra del Bosque del Espino. Sintió el asilvestramiento cuando aún era un bebé y asustó a sus padres cuando se puso a chillar por la ventana en mitad de la noche de luna llena de Calder. Lo más alarmante fue que los lobos le respondieron con sus aullidos. Quizás les aliviara entregar su peculiar hija al extraño de espalda ancha y vestido de negro que llamó a su puerta. Desde aquel día, Baldur ha sido el único padre que Kaya ha conocido. Aunque su senda le ha llevado por todo lo largo y ancho del continente siempre vuelve a él en busca de consejo, y sigue siendo el único druida de rango superior en el que confía implícitamente.
Kaya piensa que los demás líderes del Círculo son innecesariamente manipuladores y es raro que esté de acuerdo con sus decisiones. No es capaz de contener su lengua y ha insultado a varios de los suyos sin ni siquiera saberlo. Esta franqueza puede venir de todo el tiempo que ha pasado dentro de las mentes de las bestias, que no actúan con duplicidad, mienten ni entienden lo que es el tacto.
Por estas razones, Kaya no participa en los planes y conspiraciones por las que los druidas son tan famosos. Se siente más afín a las motivaciones de las bestias, ya que solo requieren comida, refugio y una voluntad fuerte que les guíe. Kaya prefiere dejar que sus acciones hablen por sí solas y ataca cada vez con más fuerza a los enemigos del Círculo. Su efectividad en numerosos enfrentamientos con la legión de Everblight le han hecho ganar cierto respeto dentro de la organización.
Aunque es capaz de sacrificarlas si es estrictamente necesario, Kaya tiene un fuerte vínculo con sus bestias de guerra y puede inspirarlas para que realicen unos esfuerzos notables. Su lealtad hacia ella es genuina. Los ojos de la druida tienen la misma mirada fría y dura que tendría un veterano de guerra que le doblase en edad; un solo vistazo suyo transmite que ha experimentado suficientes horrores para toda una vida y que pretende cumplir con su parte para terminar con ellos.
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KAYA LA CAZADORA LUNAR
Incontables batallas han pulido a Kaya hasta ponerla en las condiciones físicas y mentales idóneas para la guerra, y ha demostrado en repetidas ocasiones que tiene la voluntad y la fuerza necesarias para sobrevivir en circunstancias casi imposibles. Lucha para la emoción de la batalla, la cual le transmite un gozo visceral pero también la convicción firme de que sus enemigos merecen ser destruidos. Su claridad de propósito brota del mismo espíritu salvaje que le permite controlar sin esfuerzo a las bestias que le acompañan, incluyendo al gran lobo Laris, quien mantiene una vigilia constante a su lado. Está al borde del precipicio de la grandeza y ya ha demostrado su disposición a saltar hacia lo desconocido para tomarlo sin importar los peligros.
Laris es una criatura tan sobrenatural como salvaje, un reflejo astuto y adaptable de alguna parte profunda del espíritu depredador de Kaya. Es la respuesta a la búsqueda de Kaya de su otra mitad, y el vínculo entre ellos es esencial y profundo. El lazo que une sus mentes y emociones les permite conseguir hazañas que serían imposibles de otra forma. Los poderes de Kaya fluyen con naturalidad a través de Laris, y Laris siente las heridas de ella con más intensidad que las suyas propias. Cuando no están en batalla, su mente es una influencia relajante sobre la agitación interna de Kaya, y su instinto de preservar su vida contrasta perfectamente con el valor ocasionalmente insensato de ella. Es una manifestación de Orboros con sabiduría y personalidad propias.
Laris es una criatura tan sobrenatural como salvaje, un reflejo astuto y adaptable de alguna parte profunda del espíritu depredador de Kaya. Es la respuesta a la búsqueda de Kaya de su otra mitad, y el vínculo entre ellos es esencial y profundo. El lazo que une sus mentes y emociones les permite conseguir hazañas que serían imposibles de otra forma. Los poderes de Kaya fluyen con naturalidad a través de Laris, y Laris siente las heridas de ella con más intensidad que las suyas propias. Cuando no están en batalla, su mente es una influencia relajante sobre la agitación interna de Kaya, y su instinto de preservar su vida contrasta perfectamente con el valor ocasionalmente insensato de ella. Es una manifestación de Orboros con sabiduría y personalidad propias.
Conectar con Laris no fue una hazaña sencilla, ya que presionó a Kaya como nunca lo había estado antes. Una de las claves para desbloquear este poder interior fue estudiar el papel de las influencias celestiales que dan poder al Círculo Orboros. Bajo la tutela de Morvahna la hoja otoñal aprendió a acceder a la influencia mística de la luna sobre la sangre de los depredadores. Morvahna inició a Kaya en estos ritos antiguos instándola a emprender una ordalía extenuante: trepar uno de los picos más altos de las montañas Wyrmwall para desbloquear su fuerza interior y su mente de depredador.
Llegó hasta un altar de sacrificios casi olvidado situado sobre un pico de las montañas. Derramó su sangre sobre las piedras antiguas mientras que los relámpagos cruzaban el cielo sacudido por la tempestad. A continuación, las nubes negras se abrieron y las tres lunas de Caen iluminaron la escena. Se quedó sobresaltada y asombrada cuando, en el clímax del ritual, un lobo fantasmal blanco surgió de entre la espesura. Con una sola mirada Kaya contactó con la mente del lobo y pudo sentir su saludo. Le invitó a cazar y, al unirse al lobo en una carrera a través de los pasos de montaña, los dos conectaron de manera indisoluble.
Le llamó Laris por la segunda de las lunas que orbitan sobre Caen. Los ignorantes dicen que esta luna es maligna y que está asociada con las tormentas y la mala suerte. De hecho, Laris ha demostrado ser una influencia tranquilizadora para las demás bestias que acompañan a Kaya a la batalla. Kaya puede sentir el flujo complejo de sus emociones y pensamientos a través del vínculo que comparten, recibiendo advertencias y, a veces, viendo a través de sus ojos. Laris no filtra el mundo a través del lenguaje sino que cuenta con una percepción y una perspicacia agudas. Es un cazador consumado y un guardián valiente. Aunque Kaya se ha calmado desde que se ha vinculado con él, a veces una mirada de depredador, similar a la de un lobo, brilla dentro de sus ojos. Los lobos no sienten pena ni compasión por su presa y Kaya ya se ha deshecho de esos sentimientos humanos, sabedora de que dudar en una batalla podría implicar la muerte.
Cuando Kaya bajó de las montañas y se volvió a reunir con la Hoja Otoñal, la druida de rango superior se quedó sorprendida e inquieta por la forma en la que su protegida había superado sus expectativas. La aparición del lobo demostró que Kaya había sobrepasado la tutela de los druidas más ancianos.
Kaya ha aprendido a las malas que algunos de los suyos intentarán aprovechar su potencial para sus propios beneficios. A lo largo de los años su confianza ha aumentado; ha aprendido a utilizar su poder sin convertirse en la herramienta de otros y sus instintos se han refinado. Antes, pasaba de una batalla a otra sin pensar en nada más que en el momento. Ahora ha aprendido a estar por encima de eso y a dominar ritos y rituales cada vez más profundos gracias a las enseñanzas de los señores de las bestias que la precedieron. Cuanto más aprende Kaya, más aprecia los sólidos fundamentos que le legó Baldur el hiendepiedras. Ella procura seguir el ejemplo de Baldur centrándose en el enemigo e ignorando todas las demás distracciones.
El suelo de incontables sitios salvajes de Immoren occidental ha probado la sangre de los enemigos de Kaya. Durante las batallas se mueve con una gracia fluida y una velocidad asombrosa, y le gusta que sus contrarios la rodeen. Cuando Kaya salta en medio de las fuerzas enemigas, de entre las sombras de los árboles aparecen de repente lupinos, sátiros y Laris con sus miembros infundidos de vitalidad. Nunca una matanza ha conseguido una perfección tan sublime como cuando Kaya y sus bestias de guerra se han dejado llevar sin contenerse y han abandonado a sus oponentes destrozados y desangrándose por todo el bosque.
A la vez que su dominio sobre las bestias de guerra ha aumentado y se ha vuelto más profundo, también lo ha hecho la relación de Kaya con el gran lobo Laris. Que Laris no es una bestia natural es algo que está claro desde que apareció por primera vez. El tamaño del lobo se ha incrementado dramáticamente a la vez que su comportamiento ha evolucionado, en lo que parece ser una adaptación para convertirse en un compañero de batalla más adecuado para Kaya. Ahora, los dos luchan como uno solo, con Kaya cabalgando en batalla a lomos de Laris y ensartando a sus oponentes con su lanza mientras que las grandes mandíbulas del lobo muerden gargantas expuestas. Juntos, corren por el campo de batalla con una velocidad imposible y llevan una muerte rápida a todos los que se oponen al Círculo Orboros.
Recientemente se le ha ofrecido a Kaya una promoción a potente dentro de la orden (oferta que acabó declinando). Aunque sus habilidades y sus aportaciones al Círculo justificarían más que de sobra su ascenso, Kaya nunca ha mostrado mucho interés ni en ese tipo de responsabilidades ni en cuidar de más territorios. Prefiere el trabajo de campo antes que los incesantes tejemanejes y las peleas por el poder de los miembros de más alto rango del Círculo Orboros. Incluso si Kaya hubiese querido el puesto lo habría rechazado, ya que la oferta estaba motivada por un plan secreto. Fue Morvahna la sombra del alba quien recomendó a Kaya para potente con la esperanza de que eso le permitiese reasignar ciertos territorios del potente renegado, Krueger el señor de la tormenta, uno de los rivales más antiguos de Morvahna. El rechazo de Kaya le granjeó la ira de Morvahna, pero la joven pudo seguir fiel a su determinación de vivir libre de las maniobras políticas de su orden.
Llegó hasta un altar de sacrificios casi olvidado situado sobre un pico de las montañas. Derramó su sangre sobre las piedras antiguas mientras que los relámpagos cruzaban el cielo sacudido por la tempestad. A continuación, las nubes negras se abrieron y las tres lunas de Caen iluminaron la escena. Se quedó sobresaltada y asombrada cuando, en el clímax del ritual, un lobo fantasmal blanco surgió de entre la espesura. Con una sola mirada Kaya contactó con la mente del lobo y pudo sentir su saludo. Le invitó a cazar y, al unirse al lobo en una carrera a través de los pasos de montaña, los dos conectaron de manera indisoluble.
Le llamó Laris por la segunda de las lunas que orbitan sobre Caen. Los ignorantes dicen que esta luna es maligna y que está asociada con las tormentas y la mala suerte. De hecho, Laris ha demostrado ser una influencia tranquilizadora para las demás bestias que acompañan a Kaya a la batalla. Kaya puede sentir el flujo complejo de sus emociones y pensamientos a través del vínculo que comparten, recibiendo advertencias y, a veces, viendo a través de sus ojos. Laris no filtra el mundo a través del lenguaje sino que cuenta con una percepción y una perspicacia agudas. Es un cazador consumado y un guardián valiente. Aunque Kaya se ha calmado desde que se ha vinculado con él, a veces una mirada de depredador, similar a la de un lobo, brilla dentro de sus ojos. Los lobos no sienten pena ni compasión por su presa y Kaya ya se ha deshecho de esos sentimientos humanos, sabedora de que dudar en una batalla podría implicar la muerte.
Cuando Kaya bajó de las montañas y se volvió a reunir con la Hoja Otoñal, la druida de rango superior se quedó sorprendida e inquieta por la forma en la que su protegida había superado sus expectativas. La aparición del lobo demostró que Kaya había sobrepasado la tutela de los druidas más ancianos.
Kaya ha aprendido a las malas que algunos de los suyos intentarán aprovechar su potencial para sus propios beneficios. A lo largo de los años su confianza ha aumentado; ha aprendido a utilizar su poder sin convertirse en la herramienta de otros y sus instintos se han refinado. Antes, pasaba de una batalla a otra sin pensar en nada más que en el momento. Ahora ha aprendido a estar por encima de eso y a dominar ritos y rituales cada vez más profundos gracias a las enseñanzas de los señores de las bestias que la precedieron. Cuanto más aprende Kaya, más aprecia los sólidos fundamentos que le legó Baldur el hiendepiedras. Ella procura seguir el ejemplo de Baldur centrándose en el enemigo e ignorando todas las demás distracciones.
El suelo de incontables sitios salvajes de Immoren occidental ha probado la sangre de los enemigos de Kaya. Durante las batallas se mueve con una gracia fluida y una velocidad asombrosa, y le gusta que sus contrarios la rodeen. Cuando Kaya salta en medio de las fuerzas enemigas, de entre las sombras de los árboles aparecen de repente lupinos, sátiros y Laris con sus miembros infundidos de vitalidad. Nunca una matanza ha conseguido una perfección tan sublime como cuando Kaya y sus bestias de guerra se han dejado llevar sin contenerse y han abandonado a sus oponentes destrozados y desangrándose por todo el bosque.
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KAYA LA CORAZÓN SALVAJE
Kaya ha dominado el arte de fundirse con las manadas, y su conexión con sus bestias le permite espolearlas para volverlas más feroces y efectivas de lo que, quizás, pueda hacer ningún otro druida. Su entendimiento de las criaturas de las tierras salvajes es muy profundo; en muchos aspectos, piensa en sí misma como una de ellas. Cabalgando al frente de sus veloces fuerzas, las cuales luchan con colmillos y garras, Kaya prefiere dirigir sus devastadores ataques bajo la cobertura de la noche. Sus bestias se lanzan desde las siluetas de los árboles para masacrar a sus enemigos y disfrutar del espíritu de la caza y del olor de la sangre recién derramada.
Aunque no hace tanto tiempo que Kaya fue aceptada en la orden como una joven asilvestrada, su papel dentro del Círculo ha crecido y ha abrazado su naturaleza primigenia. En vez de discutir con los suyos sobre territorios distantes o matar el tiempo con las tediosas tareas que tan a menudo recaen sobre los líderes del Círculo, Kaya prefiere los cursos de acción atrevidos y se ha dedicado a golpear a los enemigos del Círculo allí donde sea necesario. Con esto en mente, sus tácticas han evolucionado para enfatizarse en la coordinación, en la movilidad y en la evasión. Las manadas de bestias que están a sus órdenes atacan con una velocidad y un poder increíbles, dejando a la oposición incapaz de organizar un contraataque adecuado. Conjuradas por la voluntad de Kaya, niebla y sombras antinaturales acompañan a sus ataques y ocultan a sus fuerzas, como si fuera un sudario consciente que se arrastra por los bosques.
Recientemente se le ha ofrecido a Kaya una promoción a potente dentro de la orden (oferta que acabó declinando). Aunque sus habilidades y sus aportaciones al Círculo justificarían más que de sobra su ascenso, Kaya nunca ha mostrado mucho interés ni en ese tipo de responsabilidades ni en cuidar de más territorios. Prefiere el trabajo de campo antes que los incesantes tejemanejes y las peleas por el poder de los miembros de más alto rango del Círculo Orboros. Incluso si Kaya hubiese querido el puesto lo habría rechazado, ya que la oferta estaba motivada por un plan secreto. Fue Morvahna la sombra del alba quien recomendó a Kaya para potente con la esperanza de que eso le permitiese reasignar ciertos territorios del potente renegado, Krueger el señor de la tormenta, uno de los rivales más antiguos de Morvahna. El rechazo de Kaya le granjeó la ira de Morvahna, pero la joven pudo seguir fiel a su determinación de vivir libre de las maniobras políticas de su orden.
¡Genial! Cada vez me entran más ganas de empezar con esta facción.
ResponderEliminar¿Se aceptan peticiones de casters para conocer más de su trasfondo? Si es así, y jugando con Retribution, te pediría el trasfondo de Vyros ya que entre éste y Helynna son los que más pongo en mesa (y como a la magister ya la trajiste...).
Mil gracias por tu labor.
De nada! Estate atento la semana que viene ;)
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