ATORMENTADOR MAESTRO MORGHOUL
Enmascarado y enfundado en su armadura de portador del dolor, el atormentador maestro Morghoul es el terror de los campos de batalla. Extrayendo fuerza de sus bestias, se trasforma en un torbellino de muerte acerada que evita grácilmente ser dañado. En lo que dura un latido de corazón puede golpear una docena de veces, cortando arterias, perforando corazones y serrando tendones. Morghoul se sabe de memoria y con una precisión sobresaliente los intrincados laberintos que conforman el cuerpo humano, de forma que cada órgano y vaso sanguíneo se le presenta como una oportunidad de infligir dolor o muerte. Ya ha perdido la cuenta de todos los que han caído ante sus hojas después de ser privados de manera metódica de sus secretos más profundos.
Tras forjarse una reputación ejerciendo su cruel oficio para una docena de casas, Morghoul fue reclutado por la casa Vokuul de la gran ciudad de Halaak. Habiéndole sido encargada la tarea de desvelar cualquier plan en contra de su dómina, torturó sistemáticamente a todos sus subordinados. Cuando Morghoul hubo terminado su tarea, la dómina Vokuul se vio forzada a elegir un nuevo sucesor, pero había obtenido la obediencia absoluta de toda su casa.
La casa Vokuul se unió a los defensores skorne la primera vez que Vinter Raelthorne asedió Halaak, pero lo único que hizo Morghoul fue ver las batallas en silencio. Cuando la dómina le ordenó que se involucrase, el Atormentador maestro le informó con frialdad que había terminado con sus servicios y la dejó a su suerte. Cuando el Conquistador aplastó a la Casa Vokuul junto con el resto de Halaak, Morghoul ofreció sus servicios al Renacido, viendo que tendría muchas oportunidades de practicar su oficio.
La casa Vokuul se unió a los defensores skorne la primera vez que Vinter Raelthorne asedió Halaak, pero lo único que hizo Morghoul fue ver las batallas en silencio. Cuando la dómina le ordenó que se involucrase, el Atormentador maestro le informó con frialdad que había terminado con sus servicios y la dejó a su suerte. Cuando el Conquistador aplastó a la Casa Vokuul junto con el resto de Halaak, Morghoul ofreció sus servicios al Renacido, viendo que tendría muchas oportunidades de practicar su oficio.
Cuando Raelthorne marchó al oeste Morghoul se quedó para vigilar la capital. Acechó a los servidores de los dominares y descubrió un complot para deponer al Conquistador. Se convirtió en la Muerte que camina de Halaak, usando lo que sabía de sus largos túneles para moverse sin ser visto y, así, capturar y torturar a cualquiera que pudiese tener información útil. Casi un centenar de hombres cayeron durante la campaña de terror de Morghoul. Los agentes que mandaban para encargarse de él eran encontrados flotando en los canales o en lo alto de los tejados, exangües y con expresiones retorcidas que indicaban que habían sufrido una agonía inconmensurable.
Cuando oyó hablar del regreso del Conquistador, Morghoul viajó para reunirse con su señor electo. El portador del dolor le reveló la información que había obtenido, incluyendo la localización de todos los pasajes secretos y los sectores mal protegidos de la capital. Morghoul había preparado los cimientos para la rápida y sangrienta Segunda unificación. El Conquistador reunió un ejército de leales y asaltó las puertas de Halaak, mientras que Morghoul se escabullía dentro de la ciudad y capturaba a los cabecillas de las casas más grandes.
Un concierto de agonía de un mes de duración siguió a la captura de los traidores. Se impuso el silencio en la capital bajo pena de muerte y el único sonido que se podía oír eran los gritos desgarradores de los conspiradores: la música de Morghoul desatando todo el potencial de su arte horrible. Los ciudadanos de la capital aprendieron la cantidad de dolor exacta que era capaz de infligir alguien con el poder de la mortiteúrgia y los conocimientos de un portador del dolor.
Durante las primeras fases de la invasión del oeste, Makeda exprimió las particulares habilidades de Morghoul: le encargó erradicar la traición de las filas de su ejército y mantener vigilados a los señores de la guerra que lo lideraban. Allí por donde pasa, el silencio le sigue.
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LORD ASESINO MORGHOUL
Morghoul siempre ha actuado para fortalecer a su pueblo, pero solo aquellos con aspiraciones simples ponen toda su fe en un solo líder. En sus largos años de servicio Morghoul ha servido a muchos amos, y no sintió más arrepentimiento al abandonar a Vinter Raelthorne que al dejar la casa Vokuul para servir al Conquistador durante la Primera unificación. Rápidamente, Morghoul aceptó la reestructuración del gobierno del imperio realizado por la archidómina suprema Makeda, pero pocos aprecian lo esencial que fue en el cumplimiento de esa visión. Empleó todas las habilidades, herramientas y secretos a su disposición para transformar el Imperio skorne, pasando el mando del Conquistador a la Archidómina suprema.
Cuando Makeda orquestó la caída del traicionero Conquistador, Morghoul se dio cuenta de que había llegado el momento de extender su control sobre la casta de los portadores del dolor. No podía limitarse a servir al Ejército de los límites occidentales. Aceptó el encargo de Makeda de transformar la libre afiliación de los portadores del dolor en una jerarquía estricta en la que él sería el cabecilla, asumiendo con frialdad que la consolidación de su autoridad podría requerir derramar sangre. Makeda le otorgó la hoja Balaash llamada Piedad para demostrar la fe que había depositado en él, la cual llegaría a simbolizar la fuerza de su liderazgo y su dominio sobre todos los portadores del dolor.
Morghoul se presentó voluntario para llevar personalmente la noticia de la ascensión de Makeda a la capital, Halaak, donde se enfrentó al portador del dolor más arrogante: el atormentador maestro Jyvaash Komorn, líder de una notoria secta de asesinos y espías conocida como los corredores de sangre. Como era de esperar, acusó a Morghoul de arribista y hereje. En tan solo unos momentos, Komorn y su guardia personal yacían eviscerados por el filo de Piedad. Cuando Morghoul recogió el Abanico de las sombras de la mano de Komorn, el lord asesino tomó posesión de uno de los artefactos más temidos asociados con el oficio letal de los asesinos de élite.
Morghoul asumió el control absoluto de los corredores de sangre supervivientes y comenzó la subyugación inmediata de la capital. Él y su ejército de sombras silenciosas cumplieron las demandas de Makeda. Cuando los más impertinentes de cada casa fueron usados como ejemplo, los demás vieron rápidamente lo sabio que era aceptar el liderazgo de Makeda y se inclinaron ante el estandarte de la casa Balaash.
Desde ese día, Morghoul ha convertido a los portadores del dolor en un arma en sus manos, y ha trasformado a su casta en un arma vital para el estado. Se ha ganado el estatus de asesino más peligroso de Skorne demostrando su habilidad y su disposición a neutralizar cualquier amenaza para el imperio. Lo que Makeda y los demás no entienden es que a Morghoul no le motiva ni la ambición ni la lealtad. Más bien está dedicado a la filosofía más oscura y al destino de su pueblo. Cree firmemente que, al final, la gloria y el triunfo esperan a la cultura skorne, una poderosa civilización forjada en el crisol de la destrucción y la adversidad. Por esta razón, ni siquiera Makeda escapa a su escrutinio. El lord asesino la mide por los mismos estándares que aplicó en su día a Vinter Raelthorne: si fracasa a la hora de afrontar los desafíos que están por llegar o si se convierte en un impedimento para los skorne, morirá a sus manos.
Cuando Makeda orquestó la caída del traicionero Conquistador, Morghoul se dio cuenta de que había llegado el momento de extender su control sobre la casta de los portadores del dolor. No podía limitarse a servir al Ejército de los límites occidentales. Aceptó el encargo de Makeda de transformar la libre afiliación de los portadores del dolor en una jerarquía estricta en la que él sería el cabecilla, asumiendo con frialdad que la consolidación de su autoridad podría requerir derramar sangre. Makeda le otorgó la hoja Balaash llamada Piedad para demostrar la fe que había depositado en él, la cual llegaría a simbolizar la fuerza de su liderazgo y su dominio sobre todos los portadores del dolor.
Morghoul se presentó voluntario para llevar personalmente la noticia de la ascensión de Makeda a la capital, Halaak, donde se enfrentó al portador del dolor más arrogante: el atormentador maestro Jyvaash Komorn, líder de una notoria secta de asesinos y espías conocida como los corredores de sangre. Como era de esperar, acusó a Morghoul de arribista y hereje. En tan solo unos momentos, Komorn y su guardia personal yacían eviscerados por el filo de Piedad. Cuando Morghoul recogió el Abanico de las sombras de la mano de Komorn, el lord asesino tomó posesión de uno de los artefactos más temidos asociados con el oficio letal de los asesinos de élite.
Morghoul asumió el control absoluto de los corredores de sangre supervivientes y comenzó la subyugación inmediata de la capital. Él y su ejército de sombras silenciosas cumplieron las demandas de Makeda. Cuando los más impertinentes de cada casa fueron usados como ejemplo, los demás vieron rápidamente lo sabio que era aceptar el liderazgo de Makeda y se inclinaron ante el estandarte de la casa Balaash.
Desde ese día, Morghoul ha convertido a los portadores del dolor en un arma en sus manos, y ha trasformado a su casta en un arma vital para el estado. Se ha ganado el estatus de asesino más peligroso de Skorne demostrando su habilidad y su disposición a neutralizar cualquier amenaza para el imperio. Lo que Makeda y los demás no entienden es que a Morghoul no le motiva ni la ambición ni la lealtad. Más bien está dedicado a la filosofía más oscura y al destino de su pueblo. Cree firmemente que, al final, la gloria y el triunfo esperan a la cultura skorne, una poderosa civilización forjada en el crisol de la destrucción y la adversidad. Por esta razón, ni siquiera Makeda escapa a su escrutinio. El lord asesino la mide por los mismos estándares que aplicó en su día a Vinter Raelthorne: si fracasa a la hora de afrontar los desafíos que están por llegar o si se convierte en un impedimento para los skorne, morirá a sus manos.
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DOMINAR MORGHOUL
Tras haber pasado toda la vida manchándose de sangre las manos para extraer confesiones y cobrarse venganza en nombre de otros, Morghoul ha salido del mundo de las sombras para dirigir una casa distinta a todas las demás. Como arquitecto de un nuevo imperio, ha consolidado la extensa red de espías y asesinos que han servido a los skorne durante generaciones para crear un aparato extremadamente efectivo para el estado (con él en el puesto de maestro indiscutible). Morghoul ha pasado años descubriendo los secretos de las grandes casas y las amenazas que suponían para la estabilidad del imperio. Esta información, junto con el favor de la Archidómina suprema a la luz de sus inestimables servicios, le ha permitido unificar a su casta para crear una gran casa de pleno derecho del Imperio Skorne.
A pesar de su ascenso, Morghoul recuerda los tiempos cuando vendía sus habilidades al mejor postor. Antes de la Unificación, su pueblo estaba inmerso en incontables guerras internas contra sus vecinos y sus rivales. Entonces, llegó el Conquistador, sobre cuyos hombros recayeron los fundamentos del imperio. Viendo que se manifestaba un gran destino para su pueblo en la promesa de conquistar el oeste de Vinter Raelthorne, Morghoul aportó sus talentos a la causa, sofocando salvajemente cualquier disensión por el bien de la unidad. Solo cuando descubrió las auténticas intenciones del Conquistador (es decir, que Vinter solo pretendía usar la sangre y las vidas del pueblo skorne para aumentar su gloria), Morghoul se propuso ayudar a Makeda a forjar una auténtica nación skorne libre de interferencias externas.
Ahora, al servicio de la archidómina suprema Makeda y del Ejército de los límites occidentales, Morghoul amenaza con una sangrienta represalia a todo el que se enfrente a él o a su ama. Sus rivales pueden recordar con demasiada vivacidad los rastros serpenteantes de cadáveres que han marcado su paso desde el principio. Desde que se encontró con Makeda y le contó la verdad sobre el Conquistador, todos los movimientos que ha hecho han sido para impulsar el destino de su pueblo. Para el dóminar Morghoul, cada vida tomada y cada secreto guardado sirven para mantener fuerte al Imperio Skorne. No solo ofrece sus servicios y sus conocimientos para obtener ganancias personales, sino también para el bienestar de los skorne.
Ahora, al servicio de la archidómina suprema Makeda y del Ejército de los límites occidentales, Morghoul amenaza con una sangrienta represalia a todo el que se enfrente a él o a su ama. Sus rivales pueden recordar con demasiada vivacidad los rastros serpenteantes de cadáveres que han marcado su paso desde el principio. Desde que se encontró con Makeda y le contó la verdad sobre el Conquistador, todos los movimientos que ha hecho han sido para impulsar el destino de su pueblo. Para el dóminar Morghoul, cada vida tomada y cada secreto guardado sirven para mantener fuerte al Imperio Skorne. No solo ofrece sus servicios y sus conocimientos para obtener ganancias personales, sino también para el bienestar de los skorne.
Bajo el mando de Morghoul los portadores del dolor forman una casa extensa con ramas en todas las mayores ciudades del imperio. Lo que fue una casta que vendía sus servicios a varias casas es ahora una red hermética de agentes que monitorizan las actividades de todos los skornes influyentes. En el pasado, los portadores del dolor se usaban básicamente como torturadores, asesinos y adiestradores de bestias y, aunque siguen cumpliendo estos roles, sus deberes se han expandido para incluir la recolección de inteligencia y la dirección de investigaciones bajo la autoridad centralizada del dóminar Morghoul.
Las reformas que Morghoul ha hecho a la casta de los portadores del dolor han causado una intensa escalada en las labores de reclutamiento, atrayendo nuevos miembros para que actúen como salvaguarda contra los levantamientos o las rebeliones potenciales. Estos agentes informan de cualquier actividad relevante que se produzca en las casas skorne importantes, incluyendo los movimientos de miembros prominentes y el uso de sus recursos, especialmente aquellos asociados con las acciones militares. Los portadores del dolor de más alto rango viven en fortalezas de cada una de las ciudades, coordinando las misiones de sus subordinados y procesando la inteligencia que les aportan. Todos los días, los secretos del imperio fluyen a través de sus dedos, alimentando a Morghoul a través de canales secretos. El dóminar se ha posicionado en el centro de su red como si fuera una araña en su telaraña, para así poder cribar la información y reconocer pautas que otros podrían pasar por alto.
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