Las convenciones giran en torno a los recuerdos...
Lo mejor de cualquier show, entre la impresión que da entrar y ver todo listo para empezar hasta la satisfacción de hablar con tus amigos de cómo fue en el viaje de vuelta a casa, es lo que se os queda rondando por la cabeza mucho después del cierre de puertas. Ahora que tenemos otro Lock & Load para el recuerdo quería compartir con vosotros algunas de las historias de guerra de mesa que se han quedado en mi memoria.
Siempre estoy deseando que empiece el caos controlado (en teoría) que es nuestra competición Iron Painter. Es un desmadre ver a nuestros pintores pasando por los horribles aros que se nos han ocurrido, así que ¿ver a Dallas y a los Tres veloces (que, por cierto, es un nombre decente para una banda) intentando averiguar lo que les tenía preparados? Es asombroso. Si no pudisteis verlo en directo lo tenemos archivado en nuestros canales de Twitch y YouTube. Se le pintó la cabeza a Dallas Kemp, Will Shick fue convertido en un teleñeco (aunque no era el que él quería) y yo me comí un taco. ¿Pero esto no era una competición de pintura rápida? Felicidades a los tres competidores: conseguisteis salir casi ilesos.
Quedarnos hasta las tantas de la madrugada charlando con Travis Marg y otros jugadores en la sala de torneos es un recuerdo feliz e inesperado. Todos con los que hablé estaban con la moral muy alta, encantados de charlar sobre cómo había ido el día y de lo que podría venir con los Infernales. Vimos algunos esquemas de pintura alucinantes creados por ellos mismos y bromeamos sobre cómo sería el día siguiente. Todo fue pintura, risas e historias compartidas hasta que tuvimos que pasar a la Iron Arena.
Conseguí terminar de pintar mi kriel plagado, la Pena de Dhunia, y ponerlo sobre su mesa escénica. Nunca me olvidaré de cómo conseguí las últimas piezas durante el Lock & Load y de cómo me aseguré enganchar el sitio mejor iluminado de toda la ventana (lo siento Danny). Me costó un montón conversionar cada miniatura y me quedo con la sensación de orgullo por saber que conseguí montarlos, pintarlos y exponerlos a todos. Luego pude jactarme de mi enfoque de científico loco sobre las miniaturas y, también, hablar con gente tan chiflada como yo sobre las cosas igualmente locas en las que estaban trabajando (recordad, siempre podéis hacerlas una foto y tweeteárnoslas, @privateerpress). Ahora estoy deseando vacilar en los siguientes shows de mis Portaesquirlas, mi compañía de hierro plagada.
Aunque la ceremonia de inauguración siempre nos trae unas revelaciones asombrosas (en serio, si aún no la habéis visto id a echarle un vistazo. Os esperaré), la ceremonia de clausura de este año fue, para mi, la más especial. Nos juntamos unos cuantas personas de todo el increíble personal que trabajamos en el show y pudimos contemplar a una multitud que estaba feliz por ser parte de nuestro mundo. Will Shick fijó el recuerdo con elegancia cuando mencionó que este show es, en realidad, sobre la comunidad y para la comunidad. La gente se ayuda entre sí para encontrar nuevas partidas, pintar sus ejércitos o desafiarse en Widower's Wood y, por lo tanto, todos los que estuvisteis en el show sois parte de nuestra gran familia.
Si podéis, contadme en Twitter o Facebook (a vuestra elección) cuáles fueron vuestros recuerdos favoritos de este año.
Tengo que reconocer que, aunque algunos de mis recuerdos favoritos se originaron en el Lock & Load 2018, estoy deseando ver qué nos traerá el año que viene.
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