jueves, 11 de octubre de 2018

EL FUEGO Y LA FORJA, PT. 29: EL SILENCIO DE LA MUERTE

En algún lugar del Bosque del Espino. 22 de khadoven del 605 AR


Con el crujido de las llamas y el siseo de la carne podrida al tocar acero ardiente, el Sumo reclamador partió a otro esclavo por la mitad. Ignorando lo fuerte que le llamaba el agotamiento, que se extendía por sus huesos y músculos doloridos, se giró para enfrentarse con otro par de no muertos que se lanzaban contra él, esquivando a un lado con destreza mientras balanceaban sus descomunales puños mecánikos.

Tras estudiar el compás de sus movimientos clavó la punta llameante de Cremadora en los ojos de una las abominaciones, cegándola, mientras esquivaba sus ataques frenéticos. Con una velocidad sorprendente, el segundo mecaniesclavo consiguió acertar de lleno al esternón del hechicero de guerra. Aunque su campo de fuerza había desviado parte del golpe sabía que estaba herido: ya sentía el dolor familiar de las costillas rotas acompañando a cada una de sus inhalaciones. Paró otro ataque del mecaniesclavo y empleó todo su peso para darle un golpe en arco que tiró de espaldas al guerrero no muerto. Antes de que pudiera levantarse, el warcaster lanzó al monstruo cegado sobre su camarada con un empujón casi casual. Con la misma facilidad, levantó a Cremadora todo lo alto que pudo y, usando su considerable fuerza, ensartó a ambos mecaniesclavos con ella. Los no muertos se retorcieron en una grotesca imitación del dolor mientras las rectas llamas de la Cremadora les consumían.

Dando un paso atrás para dejar que el fuego hiciese su trabajo, el Sumo reclamador estudió sus alrededores. El sol de primera hora de la tarde daba a esta parte del centro del Bosque del Espino una cualidad serena. De no ser por la docena de cuerpos calcinados de no muertos que cubrían el claro podría incluso haberla llamado hermosa, pero Menoth enseñaba a los fieles a ser precavidos con las tentaciones de la naturaleza ya que el toque blasfemo de la Sierpe impregnaba todas y cada una de las partes de las tierras no civilizadas.

El mal que había traído al Sumo reclamador en su misión actual era uno completamente diferente. Unas visiones de los no muertos cometiendo sacrilegio en el Bosque del Espino le habían llevado a actuar. De inmediato, abandonó su peregrinaje por el sur de Llael y recorrió a pie muchos kilómetros costosos para llegar a este lugar. En los seis días y noches desde su llegada al Bosque del Espino había sido puesto a prueba de manera casi constante por los elementos, las limitaciones de su carne y las variadas criaturas y residentes que llamaban "hogar" a este sitio. Al volver a mirar al nordeste podía ver en el ojo de su mente los muchos lugares donde se había encontrado con aquellos que intentaron impedir su misión sagrada. Recordó sus batallas contra los pequeños equipos de exploración cygnarianos, las partidas de caza tharns e, incluso, un par de criaturas conocidas como cephalyx, pero a medida que se acercaba al centro del bosque cada vez más no muertos habían ido enfrentándosele. Una señal de que estaba bien encaminado.

Buscaba a los horrores de Cryx. Con cada paso se acercaba más al lugar impío donde se congregaban. Menoth no había creído apropiado conceder a su sirviente los detalles del plan del Imperio pesadilla, pero proporcionó al Sumo reclamador atisbos de lo que iba a hacer. Una pequeña unidad de leales caballeros ejemplares había caído en justo combate contra los no muertos y el de más rango entre ellos había visto algo... algo que no debería existir. Las palabras del caballero debían llegar hasta la Heraldo. El Sumo reclamador no podía transmitirlas ya que su lengua había sido silenciada para siempre por los juramentos de su orden, así que las almas de los caballeros debían ser guiadas hasta donde los leales descansan en Urcaen. De esta forma, la Heraldo podría contactar con ellos y aprender lo debido.

En su corazón, el Sumo reclamador temía que ya fuese demasiado tarde. Sin embargo, esperaba que a cambio de guiar a los caballeros en su camino hacia Urcaen estos le orientarían a través de la oscuridad y los peligros que le esperaban.


******

INTELIGENCIA: RECLAMAR ALMAS
La Orden reclamante del Protectorado de Menoth está entre las tradiciones sagradas más enigmáticas de los Reinos de Hierro. Considerados como una extensión del sacerdocio del Templo de Menoth, los reclamadores son poco comprendidos por los forasteros, y su aspecto impávido puede hacer que incluso los sacerdotes de batalla más devotos se sientan incómodos. Los reclamadores abrazan un estilo de vida de ascetismo extremo y privaciones, básicamente renunciando a todo aquello que les definiría como individuos independientes. Se cree que nadie elige ser un reclamador sino que deben experimentar una llamada, una que les impulsa a entregar irrevocablemente sus vidas a este camino. Su juramento de silencio es una extensión de la creencia de que todas las acciones y pensamientos pertenecen a Menoth, y todos ellos están listos para cargar con la voluntad del Creador al recibir sus instrucciones divinas.
Uno de los deberes más importantes de los reclamadores es servir como faros psíquicos y escoltas para las almas de los fieles, usando su poder para asegurarse de que aquellos que perecen no se quedan en Caen sino que pasan a Urcaen, para viajar desde allí a la Ciudad del Hombre y servir a Menoth para toda la eternidad. Esto puede implicar atender a las almas de los caídos en los campos de batalla donde los héroes de la fe hayan perecido pero, a veces, los reclamadores se sienten compelidos a buscar individuos específicos entre los vivos, aquellos a los que creen (aparentemente, gracias a su conexión directa con Menoth) que son necesarios en Urcaen. Lo que otras religiones podrían llamar asesinato es, para ellos, una responsabilidad sagrada.

******

- Tus muchos proyectos no han pasado desapercibidos, Asphyxious - dijo la visión etérea de la lord liche Thalassina que estaba en la mente de Asphyxious. Incluso desde Skell, a cientos de kilómetros de la capital cryxiana, su tono apuntaba una sutil amenaza. - Harías bien en pecar por el lado de la cautela.

El Liche de hierro estaba de pie en el centro de lo que sus sirvientes más conscientes llamaban "su taller privado". Por todas las paredes de la gran sala circular había mesas y estanterías llenas de tomos antiguos, pergaminos y extraños objetos mecánikos. Jarras con especímenes, recipientes de vidrio soplado y fluidos burbujeantes formaban una montonera en el muro que estaba directamente detrás de él: el lugar donde hacía sus trabajos de alquimia. Con tan solo el leve brillo de los candeleros de gas en cada uno de los puntos cardinales, los vivos habrían tenido problemas para descifrar cualquiera de los textos de los viejos libros pero para los ojos de los no muertos la cámara estaba iluminada más que adecuadamente.

Un fuego oscuro y profundo iluminaba la única cuenca ocular del Liche de hierro: un efecto físico del poderoso ritual de comunicación, inventado por la propia Thalassina, que vinculaba temporalmente a los dos no muertos de forma que podían hablar a través de largas distancias. Esta magia se basaba en principios similares a los que permitían a un liche comunicarse con un skarlock, pero era agotador para ambas partes y no lo usaban con frecuencia.

Como era habitual, Asphyxious mantenía el tono neutral y servicial que empleaba al hablar con sus superiores. - Un consejo muy sabio, lady Thalassina, y que acataré cuando cree otro puesto avanzado para nuestro ejército justo debajo de las narices de nuestros enemigos - respondió.

- Ve con cuidado, Asphyxious. No estás aquí por tu sentido del humor - dijo la Lord liche.

- Por supuesto. Solo digo que el riesgo es inevitable cuando a alguien se le dan tareas tan monumentales para cumplirlas en solitario.

Mientras hablaba, las garras del Liche de hierro se movían como si tuvieran consciencia propia, dando órdenes mediante gestos a cinco skarlocks subordinados que estaban en la habitación. Los asistentes no muertos se movían con una velocidad y precisión infalibles, evitando chocar por apenas unos centímetros mientras se movían por toda la cámara, ya que la voluntad de su amo hacía que sus recorridos fuesen precisos. El skarlock Aramax sostenía un mapa del norte de las montañas Murosierpe en el que estaban marcadas varias localizaciones con un círculo, y Asphyxious señaló a la que estaba más lejos de un símbolo de la Convergencia de Cyriss y de unas anotaciones que indicaban un lugar de poder del Círculo Orboros. A continuación, Caligari le presentó un pergamino grande cubierto por los últimos esquemas para el prototipo de un siervo infernal, el cual Asphyxious aprobó con un leve movimiento. De igual forma, Lychus, Noxilena y Morturion ofrecieron a su amo diferentes documentos y planes para que los revisara y aprobara. Incluso mientras conversaba con la Lord liche responsable de los asuntos exteriores del Imperio pesadilla, Asphyxious continuaba supervisando a sus skarlocks, sus movimientos no muy distintos a los de una araña.

- Estamos al tanto de tus muchos éxitos en tierra firme de estos últimos siglos - continuó Thalassina. - Es por eso por lo que se te ha dado tanto margen para perseguir tus propias... curiosidades. Hablando de eso, ¿dónde está tu eldritch? Tengo un recado y me gustaría encargárselo a él.

- Desafortunadamente le mandé hace algunos meses para una tarea urgente, pero esté segura de que en cuanto regrese me cercioraré de que esté disponible de inmediato - dijo Asphyxious, maldiciendo mentalmente la ausencia prolongada del eldritch. - Pero usted no pidió esta reunión solo para preguntarme por mis súbditos sino para saber cómo van las negociaciones con la colmena cephalyx. Me alegra poder decir que, gracias a su contacto inicial con estas criaturas hábilmente orquestado, pronto alcanzaremos un acuerdo que asegurará nuestros intereses durante todo el futuro cercano.

Asphyxious esperaba que desviar el mérito fuese suficiente para ocultar su deseo cada vez mayor de terminar la conversación rápidamente.

- Me alegra oír que has hecho progresos. Los cephalyx demostrarán ser unos aliados competentes - Thalassina hizo una pausa, pareciendo distraída por algo que había cerca de ella (uno de sus sirvientes, sin lugar a dudas). - Te dejaré con tus planes, pero recuerda, estás vigilado.

Antes de que nadie pudiera decir algo más la Lord liche rompió el contacto.

Asphyxious no tenía tiempo para rumiar sus palabras. Un peligro más acuciante acechaba en el horizonte. - ¿Cómo de cerca está? ¿Ha descubierto las ruinas? - preguntó Asphyxious a sus skarlocks, manteniendo un tono de indiferencia a pesar del sentimiento de temor que crecía en lo más profundo de su mente.

- Los últimos informes le situaban enfrentándose a nuestros centinelas a menos de tres millas al este de la tarima número cuatro - dijo Caligari. - No hemos vuelto a oír nada sobre ellos así que asumimos que han sido destruidos.

La presencia de un reclamador en el Bosque del Espino podía ser desastrosa para los planes de Asphyxious. Sabía que encargarse del hombre solitario, aunque era una tarea simple de por sí, tendría consecuencias peligrosas. Los reclamadores compartían una conexión con su dios que era más fuerte y más directa que la que disfrutaban los sacerdotes ordinarios de su fe, y no dudaba de que la muerte del hombre atraería a una parte sustancial del ejército del Protectorado hasta la región. Unas semanas más tarde este evento habría sido bienvenido pero el momento era crítico. Era demasiado pronto. Aún no era la hora de la cosecha de almas. Como los miembros de la Orden reclamante estaban versados en las propiedades de las almas, existía la posibilidad de que uno de ellos fuese capaz de discernir algunas de las funciones de los mecanismos orgoth que Asphyxious y sus fuerzas intentaban dominar. Eso podría derivar en una interferencia determinada en un momento inconveniente.

Si Goreshade ya hubiese completado su misión... El hecho de que Asphyxious no supiese nada de ese maldito elfo se sumaba al descontento del Liche de hierro. Dedicó un instante para centrarse en los problemas más cercanos, permitiendo que todas las demás distracciones se desvaneciesen de su mente y, enseguida, tuvo un soplo de intuición.

- ¿Nos hemos encontrado recientemente con cualquier otra fuerza del Protectorado? - preguntó Asphyxious a toda la habitación. Podía sentir el ansia de los cinco skarlocks por ser el primero en responder.

- De hecho, Vociferon se encargó personalmente de un grupo de caballeros del Protectorado hace menos de un mes - respondió rápidamente Morturion. - Creo que dirigió a la escuadra de guerreros ruina personalmente y recogió sus almas para usted, mi lord.

- Qué sorpresa - dijo Noxilena con decepción fingida. - Como siempre, el entusiasmo de Vociferon ha hecho más mal que bien.

- Menudo idiota - añadió Aramax.

Asphyxious ignoró sus intentos de ganarse su favor. Normalmente aplaudiría la iniciativa de Vociferon, pero ahora no era el momento. Se maldijo por haber mandado a su skarlock favorito a parlamentar en su nombre con la maestra necrotécnica Mortenebra. - ¿Quién sabe dónde almacenó las jaulas de almas que contienen a esos caballeros?

- ¡Yo, mi lord! - respondió Caligari, que se fue inmediatamente a buscarlas.

Unos momentos más tarde Asphyxious tenía una de las jaulas de almas en sus manos y estaba usando su vista arcana para examinar las energías que contenía. Las almas menitas eran de una calidad notable. La pureza de propósito que marcaba a todas y cada una de esas almas debía hacer su cautividad mucho más dolorosa. Una en particular resonaba con cierto poder, su luz vibrando de forma que sugería una influencia externa o ciertos dones especiales, como el despertar de un poder mágico. De haber tenido más tiempo habría disfrutado estudiándola más a fondo. Vociferon se había superado. Asphyxious era un entendido de las almas especiales y había dominado la magia más oscura que podía obtenerse a través suya. Sin embargo, para evitar la atención del reclamador, podría verse obligado a renunciar a ellas. El anciano liche había aprendido hace mucho el valor de asumir riesgos y de ceder recursos si aferrarse a ellos pudiese poner en peligro trabajos más importantes.

- Lychus, comprueba que los cadáveres de los ejemplares le llegan a Perfido, en la cuarta tarima. Noxilena, tráeme un Stalker. Tengo un plan.

******

INTELIGENCIA: VOLVER DE ENTRE LOS MUERTOS
Aunque es raro que se realicen e incluso aún más que tengan éxito, tanto la Iglesia de Morrow como el Templo de Menoth tienen rituales sagrados para intentar devolver la vida a los muertos. En ambas fes, estos ritos conllevan pedir una intervención milagrosa. En la mayoría de los casos, los muertos siguen muertos. Es más probable que estos milagros inverosímiles tengan éxito con los muertos recientes, antes de que sus almas pasen a Urcaen. Los miembros de la Orden reclamante han sido los que más éxito han tenido al restaurar a tales individuos, ya que es una extensión de su poder sobre las almas.
Sin embargo, los anales de la historia registran varios casos de resurrecciones exitosas de aquellos que no han muerto hace poco, algunos de los cuales recuerdan lo que vieron al otro lado. Gracias a ellos han sido documentados los únicos informes de primera mano sobre Urcaen. Tales resurrecciones son extremadamente raras y casi todas ellas han sido realizadas por los líderes más santos y reverenciados de la clerecía, como los exarcas o los primarcas de Morrow, o los jerarcas de Menoth. Algunos miembros de estas fes creen que intentar siquiera estos milagros es moralmente erróneo y que son actos de arrogancia que invitan a la ira divina.

******

A través de la conexión compartida entre amo y sirviente, Perfido apareció en la mente de Asphyxious, y el esclavo skarlock escuchó sus instrucciones con una intensidad febril.

Perfido sujetaba en una mano la jaula de almas que contenía a los caballeros mientras gesticulaba salvajemente con la otra al hablar. - Por supuesto, lord Asphyxious. Esparciré las almas que están dentro de esta jaula por todo este claro y esperaré al intruso menita. Su energía será como las migas de pan para un ratón. - Perfido puntualizó su discurso con una risotada estridente.

- ¿Has entregado los cadáveres? - preguntó Asphyxious.

- En efecto, mi lord. Los cuerpos y sus armas. También los diseminaré por el claro. Debo decir que esos cuerpos están notablemente bien preservados. Bien podrían estar dormidos. Bueno, si se ignoran las heridas sanguinolentas...

- Sí, sí, muy bien Perfido. Recuerda el plan. Ofrece suficiente resistencia como para que el reclamador coja lo que necesite y se vaya. No le permitas el lujo de inspeccionar demasiado el lugar, pero déjale con vida - dijo Asphyxious.

- Como desee mi lord - respondió Perfido antes de que Asphyxious cortase el contacto.

A continuación, Asphyxious conectó su mente con la del bonejack Stalker al que había enviado hasta allí, el cual ahora se sentaba escondido tras la densa línea de árboles de la periferia del claro de Perfido. A través de este enlace podía ver a Perfido de pie en el centro de la cuarta tarima. Su piedra suave y negra estaba cubierta de iconografía orgoth. Otros dos skarlocks y una veintena de guerreros ruinas también estaban en el claro. En el suelo, docenas de soldados (cygnarianos y khadoranos) yacían muertos, sus almas flotando serenamente unos pocos metros por encima. Perfido y su equipo habían orquestado la masacre como una forma de probar la respuesta de la tarima a la energía de las almas. Asphyxious esperaba que la inclusión de los ejemplares muertos en el escenario no pareciese demasiado falsa, no fuese que levantase las sospechas del reclamador.

Asphyxious esperó durante casi una hora, vigilando pacientemente a través de los ojos del Stalker mientras Perfido y los otros skarlocks recogían las almas. Entonces, mientras Perfido alargaba una mano hacia atrás instintivamente para atraer otra alma, una lápida con forma de menofijo fue lanzada sobre la hierba justo entre ella y el skarlock. Tras un instante de confusión, Perfido se dio cuenta de que el espíritu que había invocado no se le acercaba más, sino que estaba siendo atraído hacia la piedra.

Una figura grande y encapuchada que llevaba una maza llameante cruzó caminando el claro para ponerse al lado de la lápida, y cada vez más almas flotaban hacia ella. Aunque estaba en completo silencio su pose decía todo lo necesario: "se acabó".

Perfido reunió el poder arcano del que disponía mientras hacía señas a sus ruinas para que atacaran al reclamador.

Dándonse cuenta de lo que estaba haciendo, el Liche de hierro vio con desasosiego y desde lejos como el hombre silencioso dirigía la energía de las almas que había en su interior para formar un torrente de poder en estado puro.

En un instante, todo el claro se vio envuelto en llamas.

Asphyxious retrocedió ante la luz cegadora. Casi podía sentir el calor del fuego a través de la conexión con su warjack.

"Ya veo" - pensó. - "Es él. No un reclamador cualquiera, sino el Sumo reclamador. - Perfido nunca tuvo ninguna oportunidad.

******

Aunque las cenizas y el humo oscurecían el mundo que le rodeaba, las almas de los fieles iluminaban el camino del Sumo reclamador. Fue hasta el caballero más cercano, el cual no había sido tocado por las llamas justas de Menoth, y colocó la palma de su mano sobre el ceño del muerto. En silencio, empezó los sagrados ritos de reclamación, intentando guiar el alma del ejemplar hasta Urcaen. Recorrió todo el claro, rezando sobre todos y cada uno de los caballeros caídos. El habitual sentimiento de calma que acompañaba al ritual nunca se le presentó, solo la sensación creciente de que había fallado en su misión sagrada.

En el mismo momento en el que la desesperación amenazaba con abrumarle vio a una de las almas de los ejemplares que seguía rondando por las cercanías, brillante y resplandeciente. Siguió su luz hasta su antiguo contenedor, una joven. Su armadura la designaba como la celadora al mando de la unidad. Tras tomar una profunda bocanada de aire, el Sumo reclamador se agachó y se centró en ella. Mientras rezaba, se sorprendió al sentir el milagro de la resurrección revelándose delante de él. Nunca antes se le había permitido devolver a la vida a alguien que llevase tanto tiempo muerto. Y, sin embargo, el cuerpo y el alma de la joven se unieron con tanta facilidad como si estuviese encendiendo una vela. Sus heridas se cerraron ante sus ojos y la luz de su alma se extendió sobre su piel como el resplandor del alba de un nuevo día.

Mientras la mujer tomaba el primer aliento de su nueva vida, todo el dolor y el sufrimiento que el Sumo reclamador había aguantado todas estas semanas se desvanecieron de su memoria, reemplazados solo por gratitud hacia el Creador. Se sentía honrado de haber servido como conducto para un milagro como este.

******

Para Cyrenia Ibn Sohar, la resurrección resultó ser dolorosa y relajante a partes iguales. El deseo de gritar era abrumador, aunque el instinto y la disciplina le forzaron a concentrarse en su respiración. A pesar de que sus ojos escudriñaban sus alrededores a toda velocidad no podía ver nada más que una cortina de humo y una figura inclinada sobre ella. Tardó unos momentos en reconocerle como uno de la Orden reclamante que, sin lugar a dudas, estaba aquí para guiar a su alma hasta Urcaen. Había muerto de verdad. Aunque no podía recordar cómo, esperaba que hubiese sido una muerte digna de una ejemplar.

Cyrenia intentó hablar pero le palpitaba la cabeza debido al dolor. ¿Los muertos podían sufrir dolores de cabeza? Se sentía extrañamente consciente de su cuerpo, el cual pensaba que habría dejado atrás. Intentó levantarse pero sus movimientos eran lentos y raros, como si sus extremidades se le hubiesen dormido. No había dudas de que seguía siendo corpórea. Le dolía todo el cuerpo y sus piernas casi le fallaron. Se tambaleó, pero el reclamador la ayudó amablemente, con la atención y la preocupación que un padre tendría con un hijo que diese sus primeros pasos.

- Gracias -dijo. - ¿No estoy muerta, verdad? Al menos, ya no. - El reclamador no respondió, simplemente siguió rodeándola con su brazo para que mantuviese el equilibrio. Solo cuando no dijo nada, recordó en presencia de quién estaba.

Mientras se aclaraba el humo, el hombre se giró hacia un parche de tierra cercano. Al seguir su mirada ella vio docenas de cuerpos. Pronto pudo discernir los uniformes de varios de ellos: cygnarianos, khadoranos y, para su consternación, lo que parecían ser los restos de unos guerreros cryxianos. Verles le trajo una ráfaga de recuerdos, de formas siseantes envueltas en la oscuridad que le desgarraban con hachas cubiertas de púas. Entonces vio el cuerpo de uno de sus compañeros ejemplares y lo recordó todo de golpe. Un grupo de ruinas les había emboscado, a ella y a sus caballeros, mientras exploraban una región del Bosque del Espino.

Corrió hacia el caballero más cercano y gritó "¡Martus!". Al mirar por todo el claro vio los restos de sus hermanos y hermanas ejemplares entre los muertos.

- Lucharon con tanta valentía... - susurró para sí misma con su voz cargada de pena. Se giró hacia su silencioso compañero. - ¿Por qué se me ha traído de vuelta y a ellos no? No lo entiendo.

El reclamador solo se le quedó mirando en silencio.

- Fui la última en morir. Me abrí camino a tajos a través de todos los ruinas que pude. Pero luego... - Se giró y se quedó de pie delante del reclamador, y sus palabras de aceleraron cuando se acordó de algo de vital importancia. - ¡Lo vi! Una estructura vil e impía. Vi como absorbía las almas de Martus y Tayla. Casi hizo lo mismo con la mía antes de que ese retorcido skarlock nos capturase. Debemos destruirla enseguida. Es una abominación.

******

Asphyxious maldijo su suerte. De todos los reclamadores posibles tenía que ser el más poderoso, el que era también un warcaster. Cuando el humo se aclaró no le sorprendió ver a todo el séquito de Perfido reducido a cenizas. Sin embargo, lo que sí le sorprendió fue ver que el Sumo reclamador no estaba solo. Uno de los caballeros caídos, una joven, ahora estaba viva y hablaba con el warcaster. Eso no debería haber sido posible. "Fascinante... ¿Quizás lo había facilitado al liberar el alma?" No, tenía que centrarse. No quedaba tiempo.

El Liche de hierro ordenó al Stalker que diera la vuelta al claro en silencio, que se acercarse lo bastante como para oír el diálogo de la pareja pero sin dejarles en ningún momento fuera de su campo de visión. Sin embargo, mientras el pequeño bonejack aún estaba yendo hacia allá, la ejemplar recogió una espada del suelo y empezó a andar hacia el sur. En dirección hacia el túmulo de almas.

"No", pensó Asphyxious. "No puede saberlo. ¿Podría ser que lo hubiese visto de alguna manera?"

Antes de que pudiera alejarse, el Sumo reclamador le puso una mano sobre el hombro. No dijo nada, pero tanto el Liche de hierro como la ejemplar supieron lo que significaba el gesto. "Debemos irnos". La mujer se giró para encararse al reclamador y pareció perder la compostura, empezando una discusión acalorada aunque unilateral.

El Liche de hierro no podía dejar nada al azar, ni siquiera la más leve posibilidad de que la caballera pudiese cambiar la actitud del Sumo reclamador. En un momento de inspiración, Asphyxious guió a su Stalker alrededor del claro a toda velocidad, agitando arbustos y ramas de árboles al azar al pasar. Era muy rudimentario pero funcionó. La ilusión de que una fuerza cryxiana más grande estaba en camino pareció detener a la joven ejemplar. Dio la espalda al silencioso warcaster, se hizo con las espadas reliquia de sus camaradas caídos, dijo alguna estúpida oración menita y dejó el claro con el Sumo reclamador, dirigiéndose hacia el este.

Asphyxious hizo que Stalker les siguiera hasta donde le permitía su alcance mental, le ordenó que volviera y cortó su enlace.

Se sentó en una silla decorada como un trono y declaró a sus subordinados: - hemos acabado con la amenaza. El reclamador picó.

- ¡Éxito! - proclamó Caligari.

- ¡Felicidades mi lord! - canturreó Noxilena.

- No nos precipitemos. ¡Aún queda mucho por hacer! - dijo Lychus.

Asphyxious ignoró el parloteo de sus sirvientes skarlocks. Cogió pergamino y pluma y empezó a tomar notas sobre recolección de almas y la evidente expansión del poder de los reclamadores del que había sido testigo. La celebración era un indulgencia para la que los seres poderosos como él mismo no tenían tiempo. El gozo era una distracción exclusiva de los mortales y, el descanso, un lujo que solo los vivos se podían permitir.

******

REPERCUSIONES: EL TEMPLO GARRODH
Lo que Asphyxious llamaba "el túmulo de almas" del Bosque del Espino era, en realidad, una parte del templo más grande jamás construido por los orgoth, el cual había sido enterrado pero estaba prácticamente intacto. Situado en un fulcro de energías nigrománticas aprovechado originalmente por los señores de Morrdh, el Templo Garrodh resultó ser una jaula de almas extremadamente poderosa, capaz de atrapar y usar un número infinito de almas mortales. Esta maquinaria ofreció a Asphyxious la posibilidad de obtener poder ilimitado y previó que podría facilitar el cumplimiento de sus sueños de apoteosis.
Los planes de Asphyxious no se conseguirían tan fácilmente. El dominio de este complejo requeriría tiempo, además de masacres a una escala horripilante. Poco después de la investigación del Sumo reclamador, Asphyxious maquinó una gran batalla en estas tierras entre fuerzas cygnarianas, khadoranas, menitas y cryxianas. El derramamiento de sangre despertó el poder del sitio, pero esto era solo el comienzo. Para que plan tuviese éxito, Asphyxious necesitaba atraer a la Heraldo de Menoth hasta la estructura una vez que estuviese completamente desenterrada, y sacrificarla en un ritual para robar todas las almas que estaban protegidas en el interior de la Ciudad del Hombre de Urcaen. Fue para esto por lo que envió originalmente a Goreshade al Protectorado. Además, también había otras grandes fuerzas proféticas en juego, todas ellas intentando dar forma a estos eventos que amenazaban con poner en peligro el mismísimo futuro de los Reinos de Hierro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario