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LORD LICHE TERMINUS
Lord Terminus es el arquitecto de un millar de planes y guerras ocultas. Alzándose por encima de los demás que sirven a la sombra del Lord dragón, esta abominación retorcida hecha de hueso infectado y hierro forjado en el infierno ha combatido metódicamente durante siglos para servir a las ambiciones de su amo.
Hace mucho tiempo, aquel que llegaría a ser conocido como Terminus comandó las legiones del Padre dragón de la fortaleza llamada Nido del dragón, la fortificación más septentrional de Cryx y uno de los bastiones para la flota. Fue allí donde Terminus empezó a verse afectado por la infección transfiguradora de su amo. Su cuerpo se hinchó lentamente hasta alcanzar un tamaño inmenso y le brotaron alas de la espada, rasgando y distendiendo piel y huesos. A medida que su carne le iba fallando, los necrocirujanos reemplazaron las partes ulcerosas de su cuerpo por necrotecnología y hierro. En el momento en el que Cryx lanzó su asalto contra los restos de la invasión orgoth en la isla Garlghast, ya no quedaba nada parecido a su antigua forma. Se unió al ataque siendo ya un liche de hierro con una reputación temible.
Tras la obliteración de Drer Drakkerung, la importancia de Terminus para los planes de Toruk aumentó. Junto con Scaverous, otro liche de hierro, Terminus dirigió las labores para arrancar secretos de los orgoths capturados, tanto vivos como muertos, y trabajó para aplicar ese conocimiento a la reconstrucción de los devastados ejército y flota de Cryx. Basándose en este saber, supervisó la construcción de los primeros barcos negros cryxianos. Cuando el Padre dragón fue testigo de los frutos de las muchas tareas de Terminus le otorgó el título de lord liche, ascendiéndole para reemplazar a uno de los perdidos en la gran batalla.
Con legiones de esclavos bajo sus órdenes, el lord liche Terminus se dedicó a la conquista de la tierra firme. Sus agentes situados por todos los Reinos de Hierro reunieron información y buscaron a la odiada prole de Toruk. Terminus conspiró con su contrapartida Daeamortus para orquestar las Invasiones Scharde del 584 al 588 AR. Mientras que Daeamortus establecía fortalezas secretas en tierra firme, las fuerzas de Terminus ponían a prueba las defensas de los Reinos de Hierro con la intención de situar las bases para su eventual destrucción. Uno de los testimonios de los ingeniosos planes de Terminus es que no fue hasta el 605 AR, durante la Guerra llaelesa, que los enemigos de Cryx comprendieron cómo la flota negra había conseguido plantar fuerzas de invasión tan profundamente dentro del continente.
Tal es la fuerza de su majestuosidad oscura que Terminus puede inspirar incluso a los muertos. Dirige hordas de esclavos igualmente dispuestas a matar o a sacrificar sus propias existencias en su nombre maldito. Aunque es un estratega meticuloso, en las batallas Terminus se transforma en una tempestad asesina. Sujeto por una ansia absoluta de sangre y cargando por delante de sus legiones, es una guadaña imparable que consume las almas de todos los que caen ante su hoja.
Tras la desaparición de Kurr, el lord liche Terminus se interesó en este helljack y lo reclamó como de su propiedad. Seguramente se sentía intrigado por lo raro del intelecto y la voluntad del helljack, reconociendo enseguida las posibilidades tácticas de sus notables capacidades. Asumir la responsabilidad del frenético constructo le obligó a buscar una forma de tenerlo bajo control, ya que era propenso a volverse extremadamente impredecible. En los años que pasaron tras su adquisición, el Lord liche invirtió bastantes recursos en domar a la máquina enloquecida o, al menos, a hacerla susceptible a su voluntad. Poco a poco, Barathrum ha ido aprendiendo a contenerse (o quizás, y mejor dicho, ha desarrollado cierto miedo y respeto a su amo).
Tras la obliteración de Drer Drakkerung, la importancia de Terminus para los planes de Toruk aumentó. Junto con Scaverous, otro liche de hierro, Terminus dirigió las labores para arrancar secretos de los orgoths capturados, tanto vivos como muertos, y trabajó para aplicar ese conocimiento a la reconstrucción de los devastados ejército y flota de Cryx. Basándose en este saber, supervisó la construcción de los primeros barcos negros cryxianos. Cuando el Padre dragón fue testigo de los frutos de las muchas tareas de Terminus le otorgó el título de lord liche, ascendiéndole para reemplazar a uno de los perdidos en la gran batalla.
Con legiones de esclavos bajo sus órdenes, el lord liche Terminus se dedicó a la conquista de la tierra firme. Sus agentes situados por todos los Reinos de Hierro reunieron información y buscaron a la odiada prole de Toruk. Terminus conspiró con su contrapartida Daeamortus para orquestar las Invasiones Scharde del 584 al 588 AR. Mientras que Daeamortus establecía fortalezas secretas en tierra firme, las fuerzas de Terminus ponían a prueba las defensas de los Reinos de Hierro con la intención de situar las bases para su eventual destrucción. Uno de los testimonios de los ingeniosos planes de Terminus es que no fue hasta el 605 AR, durante la Guerra llaelesa, que los enemigos de Cryx comprendieron cómo la flota negra había conseguido plantar fuerzas de invasión tan profundamente dentro del continente.
Tal es la fuerza de su majestuosidad oscura que Terminus puede inspirar incluso a los muertos. Dirige hordas de esclavos igualmente dispuestas a matar o a sacrificar sus propias existencias en su nombre maldito. Aunque es un estratega meticuloso, en las batallas Terminus se transforma en una tempestad asesina. Sujeto por una ansia absoluta de sangre y cargando por delante de sus legiones, es una guadaña imparable que consume las almas de todos los que caen ante su hoja.
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BARATHRUM
Conocido como uno de los más inusuales de los últimos inventos del maestro necrotécnico Verrik Kurr, Barathrum es un terror mecanizado nacido de las pesadillas de un lunático. La máquina fue fabricada durante el cúlmen de la brillantez de Kurr, al principio de su descenso a la locura, y su diseño utiliza una necrotecnología similar a la empleada por los Seethers. Su motor de almas es muy similar al de su modelo predecesor y las almas atormentadas que alimentan a este aparato le otorgan la misma ferocidad errática. Sin embargo, la forma de Barathrum es distintiva, con sus garras en forma de pala que le permiten abrir túneles en la tierra para emerger en cualquier sitio con una velocidad terrorífica.Tras la desaparición de Kurr, el lord liche Terminus se interesó en este helljack y lo reclamó como de su propiedad. Seguramente se sentía intrigado por lo raro del intelecto y la voluntad del helljack, reconociendo enseguida las posibilidades tácticas de sus notables capacidades. Asumir la responsabilidad del frenético constructo le obligó a buscar una forma de tenerlo bajo control, ya que era propenso a volverse extremadamente impredecible. En los años que pasaron tras su adquisición, el Lord liche invirtió bastantes recursos en domar a la máquina enloquecida o, al menos, a hacerla susceptible a su voluntad. Poco a poco, Barathrum ha ido aprendiendo a contenerse (o quizás, y mejor dicho, ha desarrollado cierto miedo y respeto a su amo).
A través de la aplicación de la resolución innegable del Lord liche, el helljack ha aprendido disciplina y subterfugio. El córtex de la máquina ya no se rinde constantemente a la rabia incesante de su motor de almas. En lugar de eso, el helljack se entierra usando sus enormes garras para esperar pacientemente hasta sentir las pisadas de los vivos. Una vez que su presa se coloca a su alcance, Barathrum sale del suelo con una explosión que crea una lluvia de tierra y hierro negro envuelta en una nube de gases de necrotita, tomando a sus víctimas y arrastrándolas debajo de la tierra entre gritos, enterradas prematuramente. Pocas cosas pueden desmoralizar tanto a la infantería de los Reinos de Hierro como contemplar a una fila de camaradas siendo engullidos hasta morir por el mismo suelo que pisan.
La maldad alimentada por la rabia de los espíritus atrapados dentro del motor de almas de Barathrum no ha hecho más que recrudecerse durante el tiempo que ha pasado bajo las órdenes de Terminus. Cuando deja suelto al helljack para que desate su furia, esta maleficencia se reafirma. Entregado a la matanza con un abandono temerario, el jack parte a soldados por la mitad con sus manos en forma de pala y empala a otros con sus colmillos. Cuando por fin se zambulle fuera de la vista, a menudo lo hace arrastrando a alguna víctima: un trofeo sentenciado a morir horriblemente en la implacable oscuridad de debajo de la tierra.
La maldad alimentada por la rabia de los espíritus atrapados dentro del motor de almas de Barathrum no ha hecho más que recrudecerse durante el tiempo que ha pasado bajo las órdenes de Terminus. Cuando deja suelto al helljack para que desate su furia, esta maleficencia se reafirma. Entregado a la matanza con un abandono temerario, el jack parte a soldados por la mitad con sus manos en forma de pala y empala a otros con sus colmillos. Cuando por fin se zambulle fuera de la vista, a menudo lo hace arrastrando a alguna víctima: un trofeo sentenciado a morir horriblemente en la implacable oscuridad de debajo de la tierra.
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