martes, 9 de octubre de 2018

MONOGRÁFICO: GORESHADE

Goreshade 3
Goreshade 4


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GORESHADE EL BASTARDO

Tiempo atrás, Goreshade tenía un nombre distinto: Ghyrrshyld. Hace algunas décadas, este poderoso noble iosano acumuló muchos seguidores devotos y soñó con detener el declive de su raza. Esta causa definió sus últimos días de vida y, en contra de su código moral, le puso en la senda para convertirse en un eldritch.

Hace muchos siglos, los sacerdotes de Ios fueron separados de sus dioses. Todos los elfos empezaron a sufrir infertilidad, lo que les condenaba a una lenta extinción. Entre los pocos niños que nacían, algunos lo hacían con una condición horripilante: no tenían alma. La apatía de los elfos ante este aprieto ofendía a lord Ghyrrshyld, y se preparó para obligar a los iosanos a afrontar su crisis.


Al ser un político formidable, Ghyrrshyld había pasado muchos años acumulando poder para la Casa Vyre, la cual además acumulaba una inmensidad de conocimientos arcanos. Ghyrrshyld se dedicó en cuerpo y alma a su estudio, esperando descubrir la raíz de los males de su pueblo. Buscó secretos profanos allí donde pudo, incluso fuera de las fronteras de Ios. Descubrió que existe un vacío oscuro y terrible entre Caen y el Veld, un abismo al que sospechaba que eran condenados los elfos muertos. Al final, su trabajo reveló una posible solución, pero era una que requería de un sacrificio de sangre que su pueblo, sin lugar a dudas, consideraría una blasfemia imperdonable.

Mientras Ghyrrshyld estaba absorto en sus investigaciones, la esposa de su primo, Lysevyn, dio a luz a un niño sin alma. Enfurecido, Ghyrrshyld arrancó al silencioso niño de los brazos de su madre e irrumpió con el bebé en la cámara de reuniones de la Corte del consulado. Sostuvo en alto al recién nacido desalmado y llamó cobardes a sus iguales. Entonces, estampó la cabeza del niño contra el suelo de piedra ante una horrorizada audiencia. Esta atrocidad hizo que los nobles entrasen en acción, aunque no como él había pretendido, ya que Ios se lanzó a una guerra civil.

Ignorando todos sus años de vida política, Ghyrrshyld siguió centrado en su investigación. Capturó a cientos de bebés sin alma y los sometió a experimentos monstruosos. En su obsesión, Ghyrrshyld también realizó pruebas igual de macabras en niños normales. Cuando sus adversarios descubrieron estos espantosos actos se unieron para asaltar sus instalaciones fortificadas.

En la batalla final, Ghyrrshyld fue herido de muerte y apenas logró escapar. Se arrastró hasta las ruinas prohibidas de Eversael y, a punto de morir, dejó que le convirtieran en un eldritch, una abominación no muerta monstruosa llamada Goreshade. Sabiendo que sería perseguido, se fue de Ios y acabó llegando hasta el Imperio pesadilla de Cryx. Allí, juró obediencia ante el liche de hierro Asphyxious, comprometiéndose a servir al Padre dragón.

Estos juramentos no significaban nada para Goreshade, ya que solo quería estudiar los conocimientos nigrománticos de Cryx. Sin embargo, pronto su destreza arcana impresionó incluso a los señores de los muertos, los cuales le confiaron ejércitos enteros de esclavos. Con cada vida que tomaba, un espíritu maldito era arrastrado desde el vacío para que robase el aliento de sus enemigos y le proporcionase una vitalidad antinatural. Cuando no estaba ocupado con sus estudios o las masacres, Goreshade miraba al cielo nocturno, recordando cuando casi tomó el control de toda una nación para salvar a su pueblo. Luego se le recordaría que solo era otro general de entre todas las legiones del Padre dragón.

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GORESHADE EL MALDITO

Al convertirse en un eldritch, el no muerto iosano conocido como Goreshade obtuvo vastos conocimientos sobre los orígenes del vacío de donde provienen los ruinas y que, además, cree que puede estar atrayendo las almas de los iosanos muertos. Conseguir este saber alteró irrevocablemente su percepción de la realidad. Al sumarle el conocimiento nigromántico de Cryx, llegó a la conclusión de que los enfermos dioses iosanos tenían que ser expulsados de Caen, aunque eso significase su destrucción. Nadie de su pueblo podría afrontar la posibilidad de que su salvación requiriese la muerte de sus dioses vivos pero Goreshade persistió en su determinación para ver completado este gran y terrible trabajo. Usó a los ejércitos de Cryx para sus propios fines, jugando a un juego peligroso con los poderes inmortales del Imperio pesadilla.

Aunque algunas de las acciones de Goreshade le llevaron peligrosamente cerca de desafiar a los lords liches de Cryx, convenció a sus superiores de que seguía siendo leal a lord Toruk. Estos eran conscientes de muchas de las acciones del eldritch que podían poner su puesto en peligro, en particular su alianza temporal con las fuerzas del dragón Ethrumbal, a quien reveló el escondite del dragón Pyromalfic. En su lugar, esa información debería habérsela dado al lord liche Venethrax. Sin embargo, Goreshade no dudó a la hora de ejecutar estos planes, ya que lo creía necesario para obtener datos sobre la localización de uno de los últimos dioses iosanos supervivientes: Nyssor, Scyir del invierno. La oportunidad de enfrentarse a esta divinidad valía la pena cualquier riesgo.

La bóveda del dios había sido asegurada por refugiados nyss que buscaban asilo bajo las catacumbas de la gran catedral morrowana de Korsk. Goreshade masacró a sus defensores para enfrentarse al Padre del invierno, con la intención de extinguir su llama inmortal. Este acto de deicidio demostró ser más difícil de lo que había previsto y los humanos le expulsaron de la catedral antes de que pudiese completar la tarea. Al huir, arrancó la hoja divina Voass de los dedos congelados de Nyssor, y el dios invocó una maldición que marcaba al eldritch como blasfemo y hereje. Goreshade aceptó esta maldición como su carga y creyó que el arma robada le permitiría obtener un resultado mejor la siguiente vez que se enfrentase a Scyrah o a Nyssor. Una vez hubiese terminado con esos dos dioses esperaba comenzar el proceso de salvación para los elfos (o sus almas, si pereciesen antes de alcanzar su meta).

Los ojos de Goreshade arden con un fuego que es más terrible a causa de su firme convicción. Aunque su pueblo rechaza su noción de salvación, pretende dársela por la fuerza. Está listo para deshacer Caen si debe hacerlo. No ve contradicción alguna en destruir el mundo para salvar incontables almas inmortales.

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GORESHADE, LORD DE RUINA

Siendo incuestionablemente el iosano más influente que jamás haya vivido, el eldritch y aspirante a matadioses Goreshade ha buscado durante décadas nada menos que la salvación, restauración y liberación de su pueblo respecto a los mismísimos dioses. Durante décadas ha amasado conocimientos y poder en estado puro para poder despertar al pueblo de Ios de su espiral mortal de apatía y disolución espiritual. Aunque Goreshade recibió un golpe mortal en la guerra civil subsiguiente, consiguió mantenerse con vida no gracias al miedo a su fallecimiento (lo que impulsa a muchos de los eldritchs cobardes a extender sus vidas más allá de la muerte), sino a una necesidad abrumadora de ver su gran trabajo completado.

Tras volver las maquinaciones del Imperio pesadilla hacia sus propios fines, en el 609 AR Goreshade consiguió estar más cerca que nunca del final de su misión, solo para ser frustrado por las acciones de unos mortales ignorantes que no eran capaces de entender su propósito. En un intento desesperado de salvar lo que pudiese de sus planes, se vio obligado a recurrir a sus recursos de contingencia más ocultos.


Goreshade recorrió muchos kilómetros para interceptar la cripta congelada de Nyssor pero, al final, fracasó, ya que la Represalia de Scyrah había dedicado todos sus considerables recursos a su recuperación. Aunque esta pérdida pudiese parecer un contratiempo para Goreshade, su servicio a Cryx le ha enseñado a ver más allá de victorias y pérdidas a corto plazo. Al llevar a Nyssor a Ios y al Templo de Scyrah, la Represalia había preparado el escenario para que Goreshade se enfrentase a los dos dioses élficos supervivientes. Sin perder el tiempo, Goreshade cambió sus planes y empezó a procurar acabar con Nyssor y Scyrah a la vez, un acto con el que pretendía conjurar el fatídico destino que amenazaba a su pueblo. Previó que su destrucción abriría el Veld a los hijos de los dioses, permitiéndoles asumir el liderazgo sobre este dominio espiritual y estableciendo un imperio en Urcaen más duradero que el mundo de los vivos. Se vio a si mismo como el gobernante inmortal de este más allá renovado.

A la mayoría, estas ambiciones mesiánicas les parecerían una locura, pero Goreshade es un ser único. Ha conseguido entender la naturaleza del umbral situado entre los mundos de los vivos y los muertos mejor que ningún otro arcanista mortal. Armado con secretos místicos y sus implicaciones terroríficas, Goreshade poseía los instrumentos necesarios para llevar sus planes a buen puerto, incluyendo poderosas reliquias que corrompió para sus propios fines. Lo único que le faltaba por hacer era reunir a los peones necesarios para alcanzar su objetivo y completar su blasfemia definitiva. Penetró las fronteras de Ios y, una vez más, entró en Eversael, las oscuras catacumbas donde se transformó en no muerto. Allí, reclutó a los demás eldritchs para su causa y, con ellos a su lado, marchó hacia Shyrr, la capital, mientras Ios estaba asediado a causa de la guerra contra los invasores skornes. Todos los eventos de su vida y su no muerte conspiraron para colocarle justo donde necesitaba para alcanzar su destino, aunque el resultado acabase siendo muy diferente del que había esperado.

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LORD GHYRRSHYLD, EL PERDONADO

Bastardo. Maldito. Señor de la ruina. El hechicero de guerra anteriormente conocido como Goreshade ha sido llamado de todas estas maneras. Una vez fue un eldritch, uno más de la raza de abominaciones no muertas temidas por alimentarse de la esencia espiritual de su gente. Ahora, la diosa Scyrah, Nis-issyr de la primavera y Sanadora de la Corte divina, le ha devuelto a la vida milagrosamente. Se ha desecho del nombre Goreshade, convirtiéndose una vez más en Ghyrrshyld. Allá por donde pasa, surge un rumor de asombro proveniente de los presentes (a menudo seguido de un intenso debate sobre el significado de la voluntad de Scyrah).

Las acciones de Ghyrrshyld hace treinta años iniciaron la Guerra de las casas. También sacrificó su vida para existir más allá de la muerte, se juntó con el Imperio pesadilla de Cryx e, incluso, intentó matar a los mismísimos dioses. Intentó destruir a Nyssor y reclamó la espada congelada del Scyir del invierno, Voass, para sí mismo. Con deicidio en su corazón, cabalgó al interior del Templo de Scyrah tras abrirse camino a través de los guardianes del templo, pero los dos dioses se revolvieron en su sueño y desafiaron al eldritch a una batalla de palabras y voluntades.

El antiguo Señor de la ruina no habla de lo que pasó mientras estuvo dentro del templo. Con su carne viva restaurada fue enviado como un campeón vengativo contra los invasores skornes que amenazaban a las ciudades iosanas. Lo que sea que ocurrió en presencia de Scyrah le cambió irrevocablemente. Está imbuido por un propósito renovado y ahora sigue su rumbo como el creyente más ferviente de Scyrah. La diosa no ha actuado tan directamente desde hace siglos, haciendo que algunos crean que este acto es la prueba manifiesta de que el camino de la Represalia es justo y correcto.

Ghyrrshyld ha entregado sus servicios y la espada de Nyssor a la causa, insistiendo en que no le interesa continuar con su antiguo liderazgo de la Casa Vyre. Esto ha resultado ser un alivio para todos aquellos iosanos que siguen desconfiando del anteriormente ambicioso Narcissar, aunque no todos creen que esta conversión pueda ser genuina. Las Nueve Voces de la Represalia se han visto colocadas en una posición en la que deben apoyar a Ghyrrshyld, ya que no hay dudas de que su regreso a la vida es un milagro, pero nadie sabe todavía hasta donde llega el favor divino de Scyrah respecto a sus acciones y elecciones.

Pocos de los líderes de la Represalia están a gusto con su nuevo y no solicitado aliado. Particularmente, el lord del alba Vyros sigue sospechando de este Ghyrrshyld renacido y se niega a creer que su antiguo enemigo pueda ser jamás redimido por completo. Nada de esto le importa a Ghyrrshyld. Ya sea aguantando las sospechas de sus colegas iosanos o luchando en el centro de una batalla intensa, él permanece en calma. El toque de la diosa persiste sobre él, asíc como su voz en sus oídos. Es guiado para acabar con todas aquellas acciones que la pongan en peligro. Ghyrrshyld lideró numerosas incursiones para expulsar bolsas de resistencia de invasores skornes que exploraban el bosque Ramaniebla, y ha empezado a encabezar nuevas incursiones a las tierras de los humanos.

Un pequeño grupo de iosanos devotos ha empezado a llamar a Ghyrrshyld "el perdonado". Él no ha hecho nada ni para acallar ni para avivar este culto creciente. En los campos de batalla, ha devuelto la vida a los moribundos, y estos soldados le alaban fervientemente y le ven como lleno de la luz de Scyrah. Esto ha levantado voces de preocupación dentro de la Corte del consulado, dada la peligrosa influencia que tuvo como Narcissar de la Casa Vyre. Aún está por ver si este mesías renacido representa ahora la salvación o la ruina de Ios.

1 comentario:

  1. Qué chulada de relato!!! Muchas gracias por todo el trabajo en general, y por este transfondo en concreto!!! Me ha encantado!!

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